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Voto de Josh Diaz:
8
Drama Cuatro sacerdotes conviven en una retirada casa de un pueblo costero, bajo la mirada de Mónica, una monja cuidadora. Los curas están ahí para purgar sus pecados y hacer penitencia. La rutina y tranquilidad del lugar se rompe cuando llega un atormentado quinto sacerdote, y los huéspedes reviven el pasado que creían haber dejado atrás. (FILMAFFINITY)
23 de octubre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En las películas dirigidas por Pablo Larraín el contexto político de Chile ha sido importante, como en "Tony Manero", "Post Morten" y la más reciente "No" que llegó a ser finalista al Oscar. En el caso de su última película, el director chileno hace una sólida denuncia de aquellos sacerdotes que han cometido delitos de pederastia que son apartados oficialmente de la Iglesia Católica a casas retiradas donde viven como penitencia. Pero el grupo de personajes del film no saben el motivo de por qué están allí, tiene una disciplina férrea y está interesado en la caza de galgos. Hasta la casa del pueblo costero llegan un Padre y un marginado que entorpecen la paz del lugar. Y más cuando un terrible hecho inesperado hace que llegue antes de tiempo un sacerdote para investigar los actos impunes de los miembros de la casa. El director no sigue el camino más fácil y convencional para explicar sus historias. Ya en su anterior film "No" el contenido y la forma de las imágenes estaban en consonancia. También está de manera diferente en"El club", que no es en absoluto una película fácil de ver, incomoda por lo que cuenta y por cómo lo cuenta, realizada de manera depurada por Larraín. Predominan las escenas dialogadas pero aparecen inesperados hechos violentos que enturbian una realización pausada pero firme, similar a la fotografía de Sergio Armstrong, donde abundan los cielos nublados y los atardeceres oscuros. También la música contribuye a la mala sensación que provoca el film, en que hay momentos (sobre todo en boca del personaje que distorsiona la rutina del grupo, el marginado que interpreta Roberto Farias) que verbalizan actos sexuales prohibidos por los curas. No son presentados explícitamente por los actores, excepto una escena entre el marginado y una mujer, sino que el espectador puede imaginarlos en su fealdad dentro del contexto religioso del film. Todos los actores hacen un gran trabajo, de entre los que destaco a Roberto Farias, cuyo pasado en un colegio de sacerdotes le ha pasado factura en la vida, y a la monja que cuida de la casa y que bien representa la hipocresía y los malos actos (en contra de los animales también), interpretada por Antonia Zegers. El film tiene un alcance global, escenas duras que se quedan dentro del espectador, una atmósfera y situaciones cercanas al terror que revuelve más al espectador que algunas películas del género de terror, una última media hora intensa y un final sorprendente. Gran premio del jurado en el pasado festival de Berlín, donde sin duda fue una de las mejores películas presentadas, el film está en la sección oficial del festival Mar de Plata y cuenta con nueve nominaciones a los premios Fénix. Reconocimientos que abalan la mejor obra de Larraín, uno de los mejores títulos del cine latinoamericano del año y probablemente uno de los más interesantes de 2015.

Valoración: 8
Lo mejor: la carga moral subyacente en el film, uno de los mejores sobre la denuncia a la Iglesia.
Lo peor: ver alguna escena en la que salen mal parados los perros.
Josh Diaz
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