Mamoru Hosoda nos trae esta obra capital en su filmografía llena de sinceridad, un ejercicio de introspección de la adolescencia magníficamente narrado.

Kyuta es un niño que vaga por las calles de Shibuya después de escaparse de casa cuando casualmente, tiene un encuentro con Kumatetsu, un ser que vive en una realidad alternativa dentro del mismo Tokyo que se convertirá en algo más que un guía espiritual.

El director japonés contruye un lazo maestro/alumno ejemplar, digno de las grandes leyendas antiguas de las artes marciales. La película es agradecida en todo momento y los personajes nos cuentan y argumentan sus pensamientos más sinceros. En el caso de Kyuta es maravilloso como puede hacernos empatizar su crisis de identidad en plena adolescencia. No recuerdo una película de animación donde este tema se abordase de una forma tan natural, sin avergonzarse con el público. El mundo gobernado de las bestias tiene sus propias reglas que nos demuestran que los humanos siempre somos los que desequilibramos la balanza hacia la oscuridad.

El resto de la crítica en: https://cinefilia.wordpress.com/2016/09/04/el-nino-y-la-bestia/