Danny Ocean's y los suyos vuelven al lugar que nunca tuvieron que abandonar, a los casinos; y esta vez para ganar a la “banca Pacino”. Cierto es que el aroma de la primera parte está por todos los lados en esta película y que el modo de robar las joyas no tiene la marca de la casa de Danny Ocean (muy mal por parte del equipo de guionistas), pero que más da, esta banda de delincuentes nos divierte y eso es lo que importa.

Gran reparto, diálogos divertidos y un director al que queremos volver a ver hacer cine más comercial. El único pero es que en este espectáculo no hay ningún as debajo de la manga como en la primera.