Es mas que lamentable que haya personas que tras decidir vivir juntas y tienen un hijo que lo consideren como un accidente y que siendo consecuentes con este argumento satisfagan sus necesidades mas básicas, comida, ropa, un techo, educación … todas excepto amor.

Andrey Zvyagintsev consigue calar hondo en el espectador a través de una triste historia, frecuente en los días que vivimos, en la que la falta de amor es la protagonista.

Un relato descarnado pero real, la cuerda se vuelve a romper por la zona mas débil, la central, la de los hijos que sufren a diario las continuas tensiones a las que las discusiones de sus padres les someten.