Creed III viene a demostrar varias cosas.
La primera es que Michael B. Jordan tiene alma de cineasta. Esperemos que esta no sea su última incursión tras la cámara, porque el protagonista de la saga tiene pulso y nervio tras la cámara, sorprendente incluso, tratándose de un debutante.
La segunda es que, a estas alturas, personajes como Bianca, Viktor Drago, Duke, Amara incluso, o por supuesto el propio Donnie, han calado en el espectador, hasta el punto de que no se echa demasiado de menos a Rocky Balboa. Un espectador que sufre y vibra con ellos, y desea su victoria en ese ring tan complicado que es la vida adulta y su sucesión de tragedias, polémicas, tensiones y dificultades.
No obstante, hay que reconocer que es ya la tercera vez que vemos esta historia, y hay un cierto hartazgo ya, principalmente porque el riesgo es mínimo. De hecho, la cinta sigue cas paso por paso lo que hizo Creed II (la mejor de la trilogía, sin duda; uno de los mejores ejemplos de cine comercial de los últimos años), repitiendo casi paso por paso la estructura: combate inicial, combate a mitad de la película, combate final. Entre medias, Creed teniendo que tomar la decisión de volver a boxear. Un rival con el que le une una historia del pasado (a quien da vida, en esta ocasión, el hasta ahora ascendente Jonathan Majors, que veremos qué pasará con su carrera con las acusaciones de abuso y agresión que pesan sobre él). Incluso secuencias como la del entrenamiento para el gran combate son idénticas a la que vimos en Creed II. Además, se desaprovechan personajes y situaciones, como el mencionado Drago, que podría haber hecho mucho más, o la misma Bianca. Hubiera sido estupendo ahondar más en las sensaciones que tiene tras haber tenido que aparcar su carrera para pasar a la cabina de producción. Incluso, aunque no se eche de menos a Rocky, tampoco hubiera estado de más mencionar algo de dónde está o por qué no aparece ni se lo espera. En fin.
Con todo, una cinta entretenida que continúa con acierto la saga cinematográfica-deportiva más importante de la historia del cine: Rocky.

Lo mejor: La realización de Michael B. Jordan y la conexión emocional que hay entre los personajes y el espectador.
Lo peor: Es repetitiva, nada sorprendente y desaprovecha personajes y situaciones.