Mariposa negra no está mal en el sentido de que por lo menos entretiene. Eso hay que concedérselo. Es uno de tantos thrillers de "pobre incauto/a que mete a desconocido/a psicópata en su casa y obviamente se arrepiente", que ya hemos visto cien mil veces, pero que resulta entretenida es innegable.
Los tres actores protagonistas, pese a formar un combo bastante extraño difícilmente imaginable (un trío Antonio Banderas, Piper Perabo y Jonathan Rhys Meyers no es precisamente sinónimo de química), hacen lo que pueden con personajes muy arquetípicos y le echan bastantes ganas, lo cual también es de agradecer.
¿Dónde está el problema, entonces? Vayan al spoiler, por favor, que lo explicamos muy brevemente, pero también muy claramente. Se trata del final. Y hasta ahí podemos leer en este espacio.
Una pena, porque la película, no siendo nada del otro jueves, tampoco estaba tan mal, pero ese final la condena.
Hay que ver qué mal escoge sus proyectos americanos Antonio Banderas. Quitando alguna que otra excepción, ha sido una constante en su carrera, elegir demasiados proyectos flojitos, muy flojitos. Una lástima, la verdad, porque él es un actor que da para mucho más, como ha demostrado no sólo en Dolor y gloria (su mejor interpretación, sin duda), sino en otras películas de Almodóvar, o incluso en La máscara del Zorro, uno de sus escasos aciertos hollywoodienses.