Camp X-Ray es una de las pocas películas que se me ocurren que estén ambientadas en el infame Guantánamo, de quien ya nadie se acuerda. Eso es bueno. Lo que no es tan bueno es que la cinta en sí no tiene nada de especial. No es un bodrio, no es execrable, pero tampoco es demasiado interesante. Una historia más de dos supuestos enemigos que descubren que no hay razones para odiarse (y se unen gracias a Harry Potter. ¿Qué puede haber mejor?) y esto es aprovechado por la película para lanzar un clásico mensaje de tolerancia, respeto y por supuesto crítica política.
Nada que objetar, pero tampoco nada que alabar demasiado, ni siquiera la presencia de Kirsten Stewart, que, la verdad, tiene trabajos mejores.

Lo mejor: Entretiene
Lo peor: No tiene realmente nada destacable