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España España · Málaga
Voto de JGC:
8
Drama Libremente inspirada en un episodio que marca el fin de la carrera del filósofo Friedrich Nietzsche. El 3 de enero de 1889, en la plaza Alberto de Turín, Nietzsche se lanzó llorando al cuello de un caballo agotado y maltratado por su cochero y, después, se desmayó. Desde entonces, dejó de escribir y se hundió en la locura y el mutismo. En una atmósfera preapocalíptica, se nos muestra la vida del cochero, su hija y el viejo caballo. (FILMAFFINITY) [+]
5 de abril de 2020
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Esta es una crítica destinada al fracaso. Una hoja meciendose entre los brazos de un agitado viento. Siendo golpeada contra el suelo para, luego, volver a alzarse y obtener mismo destino. Una luz que se resiste a volver a ser encendida, porque, ¿para qué?

Algo así pudieron ser los días de otros siglos, donde vestirse, beber aguardiente, comer una patata y mirar por la ventana justificaban una existencia. Al menos la de una mayoría bochornosamente amplia. En 2020, me temo, le exigimos algo más.

Para Nietzsche, el filósofo poeta, es altamente improbable que lidiara con dicho sopor diario. Ya se dice al principio de la película que perdió la cordura cuando iba a pasear, antes de que encontrara la justificación de su senilidad negandose a tirar de un carro. Schopenhauer le señaló el camino y él creó un imperio desde sus comodidades en la ciudad. Hasta sus últimos momentos de raciocinio creyó ser el más cuerdo entre los mortales. Un animal le enseñó la lección que le dejaría mudo hasta el final de sus días. Hasta entonces, señaló nuevos horizontes, tales como el psicoanálisis y aseguró la muerte de la filosofía racionalista. Creó una fe; que de nosotros saldrían algunos seres buenos, implacables, mejores que los que había, que mejorarían a la especie y la harían progresar, ¿hacia dónde? ¿para qué? yo no lo sé.

Bela Tarr se cobija en el momento final de su cordura. El hombre es tierra infertil si trata así a un animal, que más que animal, es su compañero. La tecnología de la época que le hacía conseguir cosas que por nuestras inútiles manos nos hubiesen sido imposibles.

La chica cuida de su padre como si de un animal se tratase; le tiene que ayudar a vestirse, comer, le pone el aguardiente, le enciende la lámpara. ¡Qué inutilidad de ser, cómo puede regir sobre todos los animales! Cada día es grotescamente similar. El eterno retorno. Cada mañana, el despertar es desconcierto.

Ya no hay esperanza. Se apaga la luz, se niega a existir. El hombre no es lo que pensaba. Tan sólo nos queda comer, lo que haya. Mama, soy tonto. Tú eres el superhombre.

https://serycine.wordpress.com/
JGC
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