Interesante película que, basada en una obra del Nobel Sinclair Lewis, hace una excelente disección acerca de la utilización de la religión como método de captación de masas y por lo tanto, de poder.
En este caso, describe minuciosamente todo lo que se cuece bajo el entramado de las religiones evangelistas, tan abundantes en América, quienes se mueven por todo el país buscando conversos con métodos, cuando menos, discutibles.
La película nos presenta al protagonista Elmer Gantry ( Burt Lancaster, ganaría un Oscar por este film), un vivales con un pasado borrascoso, amante de las juergas, el alcohol y las mujeres. Dedicado al comercio, un buen día se cruzará en su camino Jean Simmons, una mujer dedicada a la evangelización, profunda creyente y llena de buenas intenciones.
Cuando Gantry la conoce, se sentirá profundamente atraído por ella y al darse cuenta en uno de sus sermones del poder de atracción que despierta en un público ignorante y desesperado- es la época de la Depresión en la América profunda- concebirá que aplicando sus métodos de venta y publicidad, así como su poder de verborrea y espectáculo, unido a la capacidad de liderazgo de la hermana Simmons, sus dificultades económicas cesarán e incluso puede convertirse en un fácil y lucrativo negocio.
Y en ese aspecto, la película está muy bien explicada.
Conoceremos el oportunismo e hipocresía de Gantry quien desde su púlpito enfervorizará a las masas con esa verborrea histriónica y populista tan estudiada y afectada que, sin embargo, tan efectivo resulta en el corazón de las masas críticas.
Eso que hemos visto tantas veces después y que han utilizado líderes religiosos de muchas sectas, políticos oportunistas y dictadores, capaces de hacer abandonar todo raciocinio en sus oyentes, embargados como están, por la emoción. Eso me ha parecido particularmente interesante en esta cinta, la advertencia del peligro de los líderes que apelan a nuestras emociones más primarias, impidiendo así que utilicemos el cerebro.
Lo hemos visto tantas veces en los mítines políticos- Hitler, por ejemplo, era un gran Elmer Gantry- también en espectáculos aparentemente inocentes como el fútbol- cuántas veces la masa enardecida ha llegado a matar en los estadios por un resultado adverso de su equipo...
Pero no sólo nos da un retrato muy bueno de un gran populista, Elmer Gantry. También me ha gustado el retrato de Simmons como la hermana llena de amor y buenas intenciones, que cree profundamente en lo que hace y pretendiendo ayudar a sus seguidores pero metida en el entramado mercantilista que le sostiene, no se da cuenta de la terrible manipulación y daño espiritual que les causa.
Y, cómo no, también observaremos los entresijos de los montajes de estas captaciones de conversos masivas. Los patrocinadores, contables, abogados, publicistas y demás, bastante más preocupados por la buena marcha de sus finanzas que repercuten en sus flamantes negocios, que no en la búsqueda de la paz espiritual de sus hermanos.
Ah y se me olvidaba. El personaje de Arthur Kennedy. Un periodista ateo, que sigue con mucho interés estas campañas y que será el detonante de que todo el entramado se tambalee.
Una cinta pues, llena de interés pero que sin embargo no le puedo dar más nota, debido a que me ha resultado un poco pesada por momentos y, quizá, excesivamente larga.