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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
8
Cine negro. Drama El mafioso Johnny Vanning dirige un ostentoso club nocturno de Nueva York en el que explota a sus chicas y las tiene atemorizadas. Mary incita a un juerguista a gastar más dinero del que tiene y, cuando no puede pagar, le matan. El fiscal del distrito, David Graham, convencido de que el caso está ganado, lleva a Vanning a juicio... Michael Curtiz rodó algunas escenas de la película mientras el director Lloyd Bacon estaba en su luna de miel. (FILMAFFINITY) [+]
22 de marzo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una magnífica película que aborda el género negro desde un punto de vista poco explotado en general; el de las mujeres en su condición de víctimas, el de las prostitutas, aquí llamadas cabareteras, un eufemismo para designarlas dada la fecha de su producción, 1937, en plena vigencia del código de censura, pero que, sin embargo, un habilidoso y reflexivo guion y una contundente y sutil dirección del gran Bacon, conduce firme por terrenos pantanosos sin llegar a resbalar ni ahorrarnos, tampoco, detalles explícitos de marcada violencia que no llega a asomar pero que sentiremos en todo momento:
El miedo, la amenaza, el maltrato, el chantaje, los abusos, la imposibilidad de escapar, el acorralamiento, vuelve sumisas a estas mujeres que no tienen otro medio de vida a su alcance en una ciudad dominada por el hampa que, si tienen en el bolsillo a los políticos, policías, abogados, periodistas y ciudadanos respetables de toda condición, ¿qué demonios pueden pretender pedirles a estas chicas que no tienen dónde caerse muertas?

Pero Bogart les pide eso, sí. Eso y mucho más. En una magnífica actuación donde ya se perfila el colosal personaje que sería su seña de identidad, encarna al ayudante del fiscal del distrito, joven, idealista, duro e implacable. Sueña con acabar con esos matones que se han adueñado de la ciudad y está dispuesto a arriesgarlo todo con tal de ver metido en chirona al jefazo number one.
Bette Davis no se lo va a poner fácil cuando Bogart le pide que testifique contra su jefe por un caso de asesinato. ¿Por qué debería hacerlo?. La que arriesga el cuello es ella, no esos niños bien que no son capaces de garantizarle ni la más elemental protección.
Las circunstancias tomarán derroteros amargos para ella cuando descubra que es, precisamente, su complicidad pasiva, la causante de una herida mucho mayor de las que, hasta entonces, sufría.
La Davis se marca una actuación que deja marca. El resto de las chicas también se desmarcan. En el gran marco de la sala del tribunal Bogart lanza un marcado discurso para enmarcar y ese precioso final sin marco sólo Bacon lo marca (¿o quizá lo rodó el no acreditado Curtiz?. Tiene cierto parecido con el final de Casablanca ¿verdad?). El conjunto es disfrutable, reflexivo y remarcable. Una muy buena película.
Izeta
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