Buena película, la que nos ofrece en esta ocasión, ese director del franquismo que fue José Luis Sáenz de Heredia, que aquí, a través de ese medio de comunicación vital en todos los hogares de la posguerra, que fue la radio, nos crea un magnífico cuadro de costumbres, acerca de la vida y los ciudadanos de aquellos años que, vista hoy en día, resulta entrañable y nos retrata muy bien, el sentir de aquellas gentes, que salían de la pobreza más extrema y sólo intentaban tirar para adelante.
La película gira en torno a tres episodios que conectan al ciudadano medio con la radio, ese gran aparato, centro de los hogares, antes de que el progreso trajera a su sustituto, el televisor. Estos episodios, a su vez, están conectados por el hilo conductor de otros dos.
Hoy por hoy, resulta casi increíble que reconozcamos a nuestros padres o abuelos en estas historias. Sin embargo, a los más jóvenes, decirles que realmente España era así, tal como nos narra esta película, pobre, poco ilustrada, ingenua y bastante bestia. Pareciera que han pasado 500 años desde entonces, pero no, esto fue practicamente ayer y es increíble pensar como la democracia y el progreso económico, han cambiado a una sociedad en tan poco tiempo.
El tono es humorístico y amable, como no podía ser menos en una película de estas características, pero a pesar de tratarse de una cinta del " régimen ", no se puede negar que los retratos son honestos e incluso en algunos momentos, hay críticas veladas al sistema. Por lo tanto creo que es una cinta merecedora de ser recordada en nuestros días.
Ah y por cierto, El gran Woody Allen, debía admirar profundamente esta cinta ya que, utilizó el episodio del ladrón, en una película suya.