Nos encontramos ante el que es probablemente el mejor anime de los últimos cinco años (de largo además). Un, en teoría, anime de instituto de toda la vida, que esconde uno de los argumentos más originales jamás visto. Además contamos con unos personajes increíblemente carismáticos: empezando por Kyon, nuestro narrador, que es el personaje de anime más humano que se ha hecho, ni es un pringado integral como es habitual (tiene bastante mala leche y bastante picardia), ni es un triunfador absoluto (le caen bastantes putadas); para compensar está Suzumiya, la chica que da nombre a la serie, alguien tan alejado de la normalidad como puede ser posible, pero sin caer en ningún estereotipo tradicional. Dando soporte unos cuantos secundarios a los que los guionistas no tienen el más mínimo reparo en convertirlos en topicazos con patas, pero todos tiene importantes sorpresas guardadas.

Los diseños y el dibujo son muy buenos, pero la animación se sale de cualquier escala, cerca de los capítulos finales hay una escena de un concierto que nos dejará con la boca abierta. La banda sonora es también genial con bastantes temas que no podremos sacarnos de la cabeza (seguro que alguno acaba tratando de hacer el baile del ending), destacar la labor de Aya Hirano como dobladora de Haruhi en un trabajo de auténtica leyenda.

La serie comienza con un primer episodio inesperado con nuestros protagonistas haciendo una especie de película casera, tras este primer golpe en el que no conocemos a nadie y donde nos encontraremos bastante perdidos, el episodio dos pasa a introducirnos a los personajes. Pero la serie no tarde mucho en volver a desordenarse, básicamente el orden de emisión es distinto al orden cronológico de la historia, pero funciona genial, mejora el ritmo de la serie y nunca tenemos la sensación de habernos perdido algo.

A destacar un sentido del humor demoledor, que combina una mala leche impresionante con referencias a múltiples elementos de la cultura popular y del propio mundo del anime (incluso bromas autorreferenciales a la misma serie). Así como un argumento lleno de sorpresas que nos hará devorar literalmente un episodio tras otro.

En definitiva, una obra maestra, una comedia genial, una historía de amor no convencional, una extravagante fantasía y muchas cosas más es lo que tenemos en "Suzumiya Haruhi no yûutsu", todo ello con una factura técnica de primer nivel. Todo junto: un diez como una catedral de grande.