Esta es una de esas películas que, cuando terminas de verla, te preguntas si has asistido a una genialidad o un despropósito. Eso me ha pasado con esta.

Le he puesto un 8 como le podía haber puesto un 4 o un 1, pero he optado por ese notable alto valorando su originalidad. El argumento puede estar manido, pero la puesta en escena es personalísima, se mueve en un plano onírico que hace que ese planteamiento simple cobre un nuevo y peculiar sentido, sea éste el que sea.

En fin, película-experiencia a la que hay que asistir con la mente abierta y dispuesto a entrar en el juego de Cosmatos, un director del que estoy convencido que se puede esperar algo mucho mejor.