Aceptable obra de suspense cuyas debilidades en su historia, son compensadas con el personal estilo de su director, manierista de sus propias obras maestras de juventud, y el carisma de su protagonista, el siempre solvente Ewan McGregor, Nicolas Cage en la cima de su carrera, por desgracia no pudo protagonizarlo, estaba siendo irónico.

El escritor guarda ciertos paralelismos con La novena puerta, ambas basadas en best sellers.
Un tipo mediocre pero bueno en su oficio, se presta a formar parte de una rocambolesca empresa a cambio de un buen pellizco de dólares al principio y una insaciable sed de curiosidad al final.
Un mercenario del arte envuelto en una trama que le desborda, viéndose obligado a tratar con personajes de altas esferas con la ironía y la perspicacia como única arma frente a sus egos.
La clave de toda la trama yace escondida entre las paginas de un manuscrito que todo el mundo parece anhelar.

Los desolados escenarios de la isla y el lujoso búnker donde se desarrolla la mayoría de la trama, unido a una acertada banda sonora mas propia de una película de aventuras y misterio ayudan a ambientar la trama.

Una trama un tanto previsible y por lo tanto escasa de verdadera tensión, pero que se deja ver con entretenimiento y deleite en los detalles.
Lejos no obstante de obras como El quimérico inquilino o La semilla del diablo.