Michael Bay es uno de los directores más vapuleados y cuestionados de los últimos tiempos, ya que su frenético cine no es apto para todos los paladares. Casualidades de la vida, es uno de mis directores favoritos, más que nada por su primera y espectacular etapa, con una serie de clásicos inolvidables como Bad Boys 1 & 2, La Roca o Armageddon.

Lamentablemente, el director tuvo su primer traspiés como la fallida Pearl Harbour, y desde entonces ha ofrecido productos tan entretenidos como olvidables, sólo pudiendo destacar por mi parte producciones como la hilarante Dolor y Gloria o la primera de Transformers (blockbuster que defenderé siempre que sea necesario, ya que no tiene la culpa de las olvidables secuelas que vinieron a continuación). Poco más.

De toda su extensa filmografía tenía un film pendiente, que no es otro que el drama bélico 13 horas: Los soldados secretos de Bengasi, película que fue recibida por la crítica profesional de forma bastante tibia (aunque tampoco tan espantosa como en otras producciones del director) e ignorada por el gran público, al ser un sonoro fracaso de taquilla.

Producción de 2016, han pasado varios años desde su estreno y la verdad es que todo el mundo la ha olvidado... excepto un servidor, ya que, como ya he indicado, es una de esas películas que tenía en mi lista de cintas pendientes de visionado, más pronto que tarde.

Pues bien, por fin lo he hecho y la verdad es que me he llevado una sonora decepción. Que nadie me malinterprete, tampoco esperaba ninguna obra maestra, y más teniendo en cuenta la decadencia del popular director, pero tampoco esperaba encontrarme ante un film tan insípido, fallido y caótico (bueno, esto es bastante habitual si estamos ante una producción del señor Bay), siendo una producción de usar y tirar en la que prácticamente no merece la pena destacar nada relevante.

La dirección de Bay es lo mejor de la cinta, ya que en otras manos estaríamos hablando de una cinta todavía más insustancial, pero los momentos de acción están más que logrados, aunque no es de los mejores trabajos del director, desde luego. Por otro lado, la película sufre de uno de los peores vicios del bueno de Michael, que no es otra cosa que la excesiva duración, ya que sus dos horas y veinte minutos son muy excesivas, cuando deberían haber sido media hora menos, siendo generosos.

Hay demasiadas escenas de relleno, las cuales no aportan realmente nada, habiendo demasiadas pausas innecesaria entre tiroteos, y cuando estos aparecen quizás se abuse, no sabiendo el director diversificar la acción y los momentos más pausados. También conviene destacar otro punto negativo, y es que la película tarda demasiado en arrancar, siendo todo un poco soporífero (y caótico, ya que cuesta meterse en la historia) hasta que se pone toda la carne en el asador.

En cuanto al guion, estamos ante una de esas películas bélicas basadas en hechos reales. Cabe preguntarse si hay historias que merecen ser contadas, y este es un caso más, ya que una vez vista uno no sabe si es que el film no está bien escrito o simplemente es que la historia real no daba para tanto. Al final nos quedamos la sensación de estar ante un film tan intrascendente como prescindible.

Respecto al reparto, todos cumplen con creces, destacando a un carismático James Badge Dale, el cual eclipsa al supuesto protagonista de la cinta, un algo insustancial John Krasinski que hace lo que puede con el pobre personaje que le ha tocado interpretar. 

En conclusión, no creo que sea una mala película, pero sí que estamos ante una de las películas más flojas de su director, siendo un film bastante olvidable, de un solo visionado y que podría haber dado mucho más de sí. Una decepción que no está a la altura de uno de los mejores directores del cine de acción (le pese a quien le pese). Una pena.

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