Nuestro querido Fred Krueger parecía más que acabado cuando se empeñó en tomar el alma de aquel estúpido Jesse Walsh para aparecer en el mundo real...pero de eso nada.
Ahora ha regresado al lugar al que pertenece, las pesadillas, dispuesto a matar a los últimos jóvenes que un día moraron en Elm Street, para dar por concluida su vengativa cruzada.

Todo comienza cuando Kristen se ve atormentada por unas terroríficas pesadillas en las que aparece el villano de cuerpo quemado y guante de cuchillas acechándola, atentando contra su vida, lo cual hace que el dormir se convierta en una angustia constante, algo que, por otra parte, no preocupa demasiado a su "adorable" madre. Así, ésta llega a la solución más práctica y lógica: ingresar a su hija en el manicomio Westin, de Springwood, a la espera de que ese trastorno mental que padece se cure pronto.
Sin embargo no es sólo ella la que se ve perseguida por el asesino, a quien llaman Freddy Krueger; en ese mismo centro están recluidos otros chicos que han sufrido las mismas pesadillas, atemorizados de morir a manos de él. La única que puede dar con una solución es Kristen, pues es capaz introducir a otros en los sueños y desplegar un poder sin igual en ellos, y además contará con la ayuda de Nancy Thompson, la primera chica que se enfrentó a aquel monstruo y sobrevivió. Estos muchachos unirán sus fuerzas para introducirse en el mundo Krueger y derrotarle, antes de que él acabe con todos.

Gracias a Dios llegó la tercera entrega de la saga de Elm Street y su más conocido y despiadado asesino después de ese desastre que fue "La Venganza de Freddy" (buf...es que no quiero ni acordarme), donde el guionista David Chaskin se cargaba con crueldad al villano. No era de extrañar que Robert Shaye y la gente de New Line Cinema dudaran de si seguir o no con una franquicia.
Pero entonces llegó de nuevo Wes Craven y ofreció a los productores la que sería la última parte de las peripecias de Krueger, con un guión escrito por él mismo y el autor Bruce Wagner, el cual presentaba reminiscencias de la original obviando completamente la de Jack Sholder. Es curioso, pero el argumento inicial (Craven quería añadir un toque de metacine) no tenía nada que ver con el que se quedó para el film, y es que el por aquel entonces guionista y productor Chuck Russell ("La Máscara", "Eraser") convenció a los de New Line para "retocarlo" junto a Frank Darabont y ponerse tras las cámaras, en lo que sería su debut como director. La intención de Craven de terminar de una vez con la saga se vio, desde luego, mermada.

En "Los Guerreros del Sueño" se nota la mano de Craven porque, aparte de estar directamente conectada con la primera parte y poseer una atmósfera más oscura y macabra, el personaje de Freddy no es una parodia de sí mismo como en la anterior, y regresa al mundo de los sueños, que es el lugar al que debe pertenecer. De igual modo, el nivel de violencia aumenta de manera considerable, lo que pasa es que la intromisión de Russell y Darabont le da a la película un tono más humorístico y confiere un toque de aventura y fantasía, al otorgar a los jóvenes la posibilidad de tener poderes dentro de los sueños y al hacer las apariciones del villano de lo más aparatosas e imaginativas, destacando en esto un impresionante trabajo de efectos especiales en escenas como en la que Freddy sale de la televisión o en la que aparece llevando como una marioneta a Phillip.
Esta 3.ª parte se presenta más espectacular que terrorífica (la única que da miedo es la primera), aunque hay que reconocer que al debutante Russell no se le da nada mal trabajar en el universo de Freddy, transformándolo en una entretenida y surrealista aventura que parece sacada de un cómic. El aspecto más serio, viniendo de parte de Craven, nos hace reflexionar sobre el pésimo trato que se les da a los internos de los psiquiátricos (muy a lo "Alguien Voló sobre el Nido del Cuco") y toca el espinoso tema del suicidio y las drogas en los jóvenes (impagable la escena de las agujas en los dedos de Krueger), aparte de presentarnos el detalle de que los incomprendidos chicos aparezcan en sus sueños como ellos desean, libres de ser y hacer lo que quieran, y no condenados por una sociedad abundante de drogas, corrupción y el nulo entendimiento de unos padres que se muestran poco menos que ignorantes frente a sus problemas y sentimientos.

Regresan Heather Langenkamp y John Saxon como Nancy y Don Thompson, compartiendo protagonismo con la joven y guapísima Patricia Arquette, unos Craig Wasson y Laurence Fishburne (por aquel entonces Larry) de lo más correctos y ese Robert Englund que sorprende otra vez en la quemada piel de Krueger, aunque más cómico que antes. Lo que no me gusta, pero nada, es que al personaje le den una mitología que le haga cambiar por completo, pasando de ser un monstruo vengativo que asesina niños a un espíritu condenado marcado por un espantoso nacimiento y pasado (¡hasta Freddy es una víctima en esta entrega!).
Obviamente se queda por debajo de la original, pero está infinitamente mejor que la 2.ª parte y contamos con el mítico Angelo Badalamenti en la banda sonora...y si no le doy más nota es porque la escena del esqueleto en el desguace me parece de lo más tonto que he visto.

Por cierto, a los que les guste el "heavy metal" deberían echarle un vistazo al vídeo musical "Dream Warriors" del grupo DOKKEN, realizado a partir del film, que también colaboró en la banda sonora del mismo. Podemos ver a Jennifer Rubin con una camiseta de ellos, cuando su personaje aparece por primera vez en el pasillo.