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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Drama. Bélico Clásico del cine mudo que narra los acontecimientos más importantes de la creación de los Estados Unidos de América: la guerra civil, el asesinato de Lincoln, etc. Ha sido tachada de racista por su glorificación del Ku Klux Klan, pero tiene el mérito de ser la primera película que cuenta una historia de modo coherente: hasta ese momento una película era un conjunto de escenas con muy poca relación entre sí. Obtuvo un enorme éxito en su tiempo. (FILMAFFINITY) [+]
25 de marzo de 2018
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Los Hermanos Lumiére aportaron con vigor el registro documental. Georges Meliés incorporó al cine todos los elementos del teatro (argumento, actores, escenografía, vestuario…). James A. Williamson (“Attack on a China Mission”,1900) fue el primero, entre varios, que experimentarían con el montaje alterno en los albores del cine. G. A. Smith (“Grandma’s Reading Glass”, 1900) experimentó con la captación e intercalación de diferentes planos y podría considerarse el pionero de la edición, además de que también experimentó con la sobreimpresión. Fue, Ferdinand Zecca (“The passion”, 1905), un propulsor del uso de la panorámica y de las grandes escenografías, y fue también un famoso recreador de grandes hechos históricos (“Mort du Pape”, "Assassinat du President McKinley” …); y entre otros notables cineastas que aportaron al fortalecimiento del lenguaje cinematográfico, aparece Edwin S. Porter (“Life on an American Fireman”, 1902 , “The Great Train Robbery”, 1903), quien consolidaría el montaje como recurso del ritmo narrativo y las tomas alternas para incrementar el drama y producir el famoso suspenso.

Así que, cuando en 1908, al cine llega como director, David W. Griffith, el consentido hijo de terratenientes sudistas y esclavistas que empezara en el medio como actor, ya el lenguaje cinematográfico estaba prácticamente inventado… aunque, sin duda, fue él quien convirtió todo esto en un espectáculo en grande con tan sólo dos de sus películas, “EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN” e “Intolerancia”. En el cine moderno, Steven Spielberg, podría verse como el más cercano émulo de Griffith, sirviéndose, como éste, de todo lo bueno que han hecho los demás, pero eso sí, llevándole mucha ventaja en su evolución política… y no es gratuito que el primero haya hecho la película, “Abraham Lincoln”, y el segundo dirigiera, “Lincoln” (2012).

También, a Griffith, hay que reconocerle otra cosa: Logró, antes que nadie, hacer una película tan capaz de afectar ideológicamente a las masas que, por el éxito alcanzado, podría pensarse que, en su momento, hizo tambalear los avances alcanzados por el presidente Abraham Lincoln, y aunque la esclavitud de los negros ya es cosa del pasado en los EEUU, el racismo sigue su vuelo para demostrar que el atraso cunde por doquier.

Miremos ahora, “EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN”, en los tres principales niveles:
Nivel técnico: La película se luce con una eficaz y monumental puesta en escena -como no se había visto antes- con la cual queda muy bien plasmada la época. Una fotografía con numerosos planos de una brillantez absoluta, pero, empañada por unos close-ups innecesarios y pésimamente logrados en su mayoría. Una edición infortunada en la primera parte, donde hay unos cuantos planos que, sin lugar a dudas, sobran y nos ponen al punto de la somnolencia. Pero, crece la fluidez en la segunda parte, con un manejo del espacio-tiempo, la panorámica y el montaje alterno que ya sabemos que hizo escuela.

Nivel argumental: Muy interesante el recorrido histórico desde los albores de la Guerra Civil Estadounidense hasta los años posteriores… pero, fatal el irrestricto encumbramiento que se hace de una organización tan retrógrada, prepotente y sanguinaria como el Ku Klux Klan. (¡Súbitamente desaparecieron las juntas de censura y las iglesias ‘blancas’ ni siquiera se pronunciaron!) ¡Ese plano de Jesús apareciéndose ante los “triunfales arios” no tiene nombre! ... Y la historia de amor entre la inestable Elsie Stoneman (Lillian Gish) y el archi-reaccionario Ben Cameron (Henry B. Walthall), de cabo a rabo resulta indigerible.

Nivel ideológico: Con “EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN”, Griffith pudo demostrar que era un gran artesano, pero, como pensador también demostró ser un retrógrado tan lamentable como cualquier fascista. Poner el comportamiento de los afrodescendientes (¡esclavos torturados, abusados, excluidos de todo, aún de la educación formal durante siglos! … y comprensiblemente llenos de resentimiento) en equivalente comparación con el de los blancos (privilegiados, “educados”, con acceso a todo y dueños del poder durante esos mismos siglos), no tiene el menor peso racional y tan solo obedece a la repetición mecánica de juicios rancios e irreflexivos… y lo más triste es que, un siglo después, nos seguimos cruzando con cierta gente que aún ve las cosas con tan injustos sesgos… ¡y así no debe ser!
Luis Guillermo Cardona
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