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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Animación. Fantástico. Aventuras. Comedia Cheesebridge (Puentequeso) es una elegante ciudad de la era posvictorinana, obsesionada por el dinero, la clase y el más delicioso de los quesos apestosos. Debajo de sus encantadoras calles adoquinadas viven los Boxtrolls, unos monstruos que salen de las alcantarillas por la noche para hacerse con los bienes más preciados de los habitantes: sus hijos y sus quesos. (FILMAFFINITY)
19 de octubre de 2022
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A lo largo de la historia, muchas culturas y razas han sido cargadas con el modelo culpabilizador de ciertos grupos humanos y todos los males de aquella sociedad se los han atribuido con los más caprichosos argumentos y con intereses, con frecuencia, perversos. Por ejemplo, a los afrodescendientes se les ha arrinconado, discriminado y maltratado durante siglos en los Estados Unidos de Norteamérica, con el argumento de que son malos, perezosos y deshonestos por naturaleza. Bastó que unos cuantos lo fueran -y los habría, aún más, como consecuencia de ese mismo maltrato y aislamiento-, y ésto daría pie para que los conceptos denigrantes se generalizasen y dicha raza siga siendo discriminada y maltratada por décadas y por siglos (¡hasta hoy!). ¡Y lo más insólito es que, quienes los esclavizaron por varias centurias y quienes, sin derecho alguno los han segregado y estigmatizado hasta el cansancio -racistas, fascistas y/o segregacionistas-, se asumen a sí mismos como los cultos, buenos y superiores!

Igual ha pasado con las culturas indígenas, con los judíos, los gitanos, los asiáticos, los… y cuando uno escudriña un poco en la historia, de pronto descubre que aquellos que han posado siempre como los hombres y las culturas superiores, en realidad son, absolutos impostores que han enquistado una falsa ideología, religiones hipócritas y una política de dominación.

De cosas así, aunque de manera metafórica, nos habla otra refulgente, lúcida y encantadora película que, con la compleja técnica del Stop Motion, ha realizado la productora Laika. De nuevo, todo lo logrado detrás y delante de las cámaras, es maravilloso; y una vez más quedamos fascinados con los logros visuales, la perfección de movimientos, y la alta expresividad conseguida en los personajes con una historia bastante compleja.

Los directores, Graham Annable y Anthony Stacchi, contaron con un guion escrito por, Irenna Brignull y Adam Paca, los cuales partieron de la historia escrita por, Alan Snow, con el título: “Here be Monsters”. El patrón narrativo será una vez más: Los Buenos y los Malos, pero los chicos tendrán la disyuntiva de definir quienes, en realidad, son los buenos y quienes los malos. Veremos una variedad de hechos que nos permitirán caracterizar a los unos y los otros… y al final, quizás podamos discernir donde se asienta la luz y de donde proviene la oscuridad.

<<LOS BOXTROLLS>>, traducible como ‘los Trolls (Ogros) de las cajas’ (en alusión a que, ante la falta de ropas, se cubren con las cajas que bota la ciudadanía), y sus nombres los toman de los logos publicitarios que hay impresos en ellas: Fish (Pez), Shoe (Zapato), Pickles (Pepinillos), Fragile (Frágil)… y viven como ratas bajo las alcantarillas y los subterráneos de la ciudad. Pero, los Boxtrolls son creativos, ingeniosos, nobles… y hasta se han dado el lujo de criar a un niño al que su padre -un célebre inventor- quiso proteger de los malvados poderosos.

Al darle su propia caja-vestido, el niño será llamado Eggs (Huevos) -¡ya verán que tiene sentido!-, y cuando alcance la edad de 10 años, conocerá a Winnifred -la hija de Lord Portley-Rind, justo el hombre que ansía el extermino de los Boxtrolls y está pagando por ello a Madame Frou-Frou, perdón, a Herbert Trubshaw (Archibaldo Hurtado) quien, extrañamente, solo desea un sombrero blanco para poder sentarse en el salón de degustaciones del Lord, donde podrá comer el queso que tanto mal le causa en el rostro.

De nuevo, la productora Laika, acierta con una historia que, dotada de una gran belleza a todo nivel; con magníficas figuras animadas cuadro por cuadro en una paciente labor que tarda varios años; y con una trama sociológica que nos remite a deplorables hechos de la historia que, en pleno siglo XXI, se siguen repitiendo (y si no pregúntenles a los palestinos).

¡Ah! y no faltarán los toques de comedia para que el mensaje no entre con mucho dolor.
Luis Guillermo Cardona
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