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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Thriller. Drama En un país imaginario que acaba de sufrir una terrible dictadura, viven Paulina Escobar y su marido Gerardo, un prestigioso abogado. Una noche, Gerardo tiene una avería con su coche, pero un hombre se ofrece a ayudarle... (FILMAFFINITY)
21 de agosto de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nacido en Buenos Aires, Argentina, el 6 de mayo de 1942, Ariel Dorfman ha sido un escritor y activista político donde quiera que se encuentre. Los Derechos Humanos han sido su causa principal, sobre todo, desde que se radicó en Chile en 1954, donde adoptó la ciudadanía. Fue un gran crítico de los componentes ideológicos de las obras de Walt Disney e hizo diversas investigaciones sobre revistas, y películas, dirigidas a los niños. Colaboró con el gobierno de Salvador Allende, pero, tras el Golpe de Estado, debió exiliarse en Francia y después marchó hacia los EE.UU., donde se dedicó a escribir -en español casi siempre-, novelas, cuentos, poesía y teatro, siendo en éste terreno, “La Muerte y la Doncella” (1990), la más celebrada, sobre todo, después de que el director, Roman Polanski, decidiera adaptarla al cine.

La obra fue primero estrenada en Chile, bajo la dirección de Anita Reeves, en marzo de1991, y en julio de éste mismo año, se montó en Londres a cargo de, Lindsay Posner. Cuando se estrenó en Broadway, dirigida por Mike Nichols y protagonizada por, Gene Hackman, Glenn Close y Richard Dreyfuss, consiguió una permanencia en cartelera de 159 representaciones, iniciadas el 17-03-1992, siendo, hasta hoy, la obra chilena más representada en el mundo.

Queriendo reflejar, ‘la cruda y dolorosa transición chilena a la democracia’, Dorfman nos cuenta la historia de, Paulina Lorca, una mujer (su nacionalidad solo la sabremos por algunas pistas en el decorado) que aspirara a ser médica, pero, tras caer en manos de los agentes de la dictadura, vio truncadas sus aspiraciones y se convirtió en otra víctima de todo tipo de vejámenes (prisión infame, torturas… y reiteradas violaciones por parte del médico a quien se encargó cuidarla…). Ahora que por fin está libre y casada, pero aún atada a su terrible pasado, la vida le proporciona la insólita ocasión de que aquel verdugo llegue a su propia casa… y cuando está tratando de hacerse amigo de su marido, ella (que torturada estuvo siempre vendada) lo identifica por la voz, por sus frases en las que solía citar al filósofo alemán, Friedrich Nietzsche… y luego, hasta por su particular olor… y entonces, Paulina resuelve hacer lo que siente que tiene que hacer.

Polanski, no consideró a ningún actor de la obra ni a ningún técnico de ésta para su adaptación, seguramente pensando en hacer algo muy personal, y optó por la gran actriz, Sigourney Weaver, para el rol de Paulina, y a su personaje le cambió el apellido Salas por Lorca, para rendir homenaje al celebrado poeta español que fuera fusilado por el franquismo bajo el cargo de, “socialista, masón y homosexual”.

Junto a ella, Ben Kingsley, quien nos asegura otra de sus grandes interpretaciones como el médico Roberto Miranda, el cual sostendrá haber estado en España, en 1977, cuando Paulina fue llevada a prisión; y, Stuart Wilson, como, Gerardo Escobar, es el exinsurgente y editor de un diario clandestino en tiempos de la dictadura, que ahora ejerce como abogado al servicio del gobierno, para el cual espera encontrar a los desaparecidos del régimen dictatorial.

La trama de, <<LA MUERTE Y LA DONCELLA>>, es impecable y, Polanski, consigue que la conexión con la víctima femenina sea a un nivel tan profundo que, fácil es compartir todo lo que hace contra aquel a quien considera su victimario. Pero, surge entonces la pregunta: ¿En qué somos mejores, si somos capaces de consentir, ¡y aprobar!, los golpes y malos tratos que recibe aquel médico, aún sin estar 100% seguros de que realmente es el verdugo? Y aún se me ocurren otros dos interrogantes: ¿Es la bondad, cobardía -o sensatez- de la gente buena, la causa de tanta impunidad para la gente mala? y ¿compartimos la decisión final de la pareja… o hubiésemos preferido otra cosa?

Según tu decisión de corazón, ese será el que Realmente eres.
Luis Guillermo Cardona
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