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Voto de Luis Guillermo Cardona:
3
Western. Bélico George Custer (Errol Flynn) llega a la Academia de West Point lleno de arrogancia y vanidad. Aunque su carácter indisciplinado le ocasionará numerosos problemas con sus superiores, debido a la acuciante necesidad de oficiales para la Guerra de Secesión (1861-1865), es enviado al frente. Terminada la guerra, se casa con Beth (Olivia de Havilland), pero pronto le asignan un nuevo destino: la guerra contra los indios. Al frente del Séptimo ... [+]
29 de enero de 2019
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de terminada la escuela normal, George Armstrong Custer, se matriculó en la Academia Militar de West Point, donde se graduó como el último de su clase en 1861, pues, además de insubordinado, mantenía notas muy bajas y despertaba muy pocas simpatías. Tras ingresar al ejército sudista como teniente segundo durante la Guerra de Secesión, su “efectiva” labor en la primera batalla de Bull Run lo puso en contacto con altos oficiales y, a la edad de 23 años, se convirtió en Brigadier General de la Brigada de Caballería de voluntarios de Michigan. Sus siguientes logros, comprometido en evitar que los ideales antiesclavistas de Lincoln se cumplieran, lo convirtieron en Mayor General… pero, los incesantes avances de los Estados de la Unión -quienes, finalmente, ganarían la guerra liberando a miles de esclavos-, llevarían a Custer a su rendimiento en el Palacio de Justicia de Appomattox (donde también se rindiera el general Robert E. Lee), el 9 de abril de 1865.

Con el fin de la guerra, los confederados libres entraron en desbandada… y pronto se vería de nuevo a George A. Custer, haciendo las veces de coronel en una caballería dedicada, ahora, a arrasar a los indios para satisfacer su enfermiza fiebre del oro.

Así comenzó su verdadera historia, pero. antes y después, mentiras irán y mentiras vendrán en este seudo-biopic, tratando de idealizar -hasta donde dé- la imagen de un deplorable y errático personaje que sirvió a la esclavitud y al arrasamiento de los nativos y que, ahora, es presentado como si fuera ¡un héroe! ¡¡¡Qué tal esto!!!

“MURIERON CON LAS BOTAS PUESTAS”, se suma al reprobable acervo de películas, made in Hollywood, realizadas con el osado propósito de falsificar la historia buscando “limpiar” a oscuros personajes que, por las más necias "razones", se preservan como "héroes".

Raoul Walsh -un director de grandes y muy frecuentes altibajos-, consiguió posicionar bien esta película al poder contar con un magnífico reparto que incluye a Errol Flynn y a Olivia de Havilland (célebres desde la década anterior por sus grandes filmes al mando de Michael Curtiz), y también a Arthur Kennedy, Anthony Quinn… y Stanley Ridges, en otros notables papeles.

El “héroe” Custer, conecta fácil con el público por su constante irreverencia y porque cada oficial de turno -excepto Taipe- lo ve con simpatía y lo premia por su arrojo, pues, al fin y al cabo, sirve a sus intereses (pero, esto apenas se nota). Más, cuando se corre el velo de la historia y se han comprendido claramente sus despreciables y reaccionarios propósitos, la batalla de Little Big Horn -también adulterada y tan pasionalmente realizada que causó tres muertos y decenas de heridos durante el rodaje- sirve, en todo caso, para aplaudir a Crazy Horse y a los valientes Sioux, y no a quienes se pretende poner en el Olimpo.

También, Errol Flynn, quedó decepcionado, pues, anhelaba una película bien sujeta a la verdad histórica… y, contra todo, quizás se quedó añorando que, Michael Curtiz, hubiese sido quien, finalmente, la dirigiera.

Me animo a darle tres puntos: Uno por la bella Libby. Otro por la partitura de Max Steiner… y el tercero por la muy dulce, Hattie McDaniel (Callie).
Luis Guillermo Cardona
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