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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama Invierno de 1943. Durante la ocupación alemana de Francia, en un internado católico para chicos, Julián, un muchacho de trece años, queda impresionado por la personalidad de Bonnet, un nuevo compañero que ingresa en el colegio después de iniciado el curso. (FILMAFFINITY)
1 de septiembre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A la edad de 12 años, el director francés, Louis Malle, era un chiquillo que estudiaba en un colegio católico de Fontainebleau. Por entonces (1944), el ejército alemán se hallaba posicionado en Francia, trayendo cada día, dolor, infamia y tragedia a una aterrorizada Europa que parecía no aguantar más. Sin embargo, en aquella campestre institución educativa nadie imaginaba que, los efectos de la guerra, podrían llegar hasta ese grupo de sacerdotes y niños que no tenían otro objetivo que el de cumplir con los planes formativos de la sociedad… pero llegaron.

Un grato y a la vez doloroso recuerdo, quedó grabado en la mente del pequeño Louis quien, años después, se convertiría en uno de los más representativos realizadores cinematográficos de la Francia libre. Había ya pasado por su mejor período, tanto en Francia como en los EEUU, cuando aquel viejo recuerdo vuelve a salir a flote, y entonces, se convierte en un nuevo filme realizado en su tierra natal con el título, “ADIÓS, MUCHACHOS”, que recibió varios importantes premios y fue muy bien acogido por la crítica especializada.

El lugar de los hechos, es ahora un convento carmelita donde funciona el colegio de niños St. Jean de la Croix y Louis Malle se llama Julien Quentin, un chico al que sabrá mostrarnos en sus aspectos más humanos, pero también en sus salidas en falso, sus impertinencias, y su difícil acomodo en la importante relación que sostiene con su compañero Jean Bonnet, quien, por diversas razones, marcará su vida para siempre.

Al filme lo favorece, sensiblemente, la manera sutil como Louis Malle va introduciendo, con pequeñísimos detalles, el ambiente de guerra en un clima que, en principio, no ofrece más conflicto que los leves roces que suelen darse entre los muchachos. Pero, cuando sabemos que el buen padre Jean es un hombre consecuente y comprometido, dispuesto a salvar la vida de unos cuantos niños, un clima de fuerte tensión comienza a sentirse en aquel espacio de la institución.

A mi manera de ver, el más relevante aporte que hace esta importante película, es que queda perfectamente plasmado el terrible absurdo de condenar, torturar y asesinar a un hombre, y sobre todo ¡a un niño!, por la incidental razón de haber nacido judío (o negro o indio o…). Porque surgen entonces un par de sencillas pero lógicas preguntas: ¿Es así como puede llegar a formarse una raza Superior?, ¿Habrá alguien cuerdo que así lo crea?

Jean Bonnet es un chico amable, un promisorio pianista y un sobresaliente estudiante. Su compromiso es con la vida, con la amistad y con un futuro de paz… pero por sus venas corre sangre judía ¿hay derecho alguno de que alguien piense en hacerle daño por esta “razón”?

En lo que puede lucir como un fuerte drama, Malle logra insertar momentos de alegría y de picardía juvenil, y hasta se toma tiempo para rendir homenaje a Charles Chaplin con una proyección de “El inmigrante”. De esta manera, se logra una historia de variopintas tonalidades, mientras se va tejiendo el sombrío manto que cubrirá el cielo con una de las mayores vergüenzas que se le ha causado a la humanidad.

Título para Latinoamérica:”ADIÓS A LOS NIÑOS”
Luis Guillermo Cardona
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