La palabra, Odisea, definida como un largo y complejo viaje donde ocurren grandes aventuras y desventuras al viajero, deviene del legendario héroe y rey de la mitología griega, Odiseo (Ὀδυσσεὺς), el cual se convertiría en protagonista de los inmortales poemas épicos, “La Ilíada” y “La Odisea”, atribuidos al poeta, Homero, y escritos en el siglo VII (u VIII). Latinizado el nombre, Odiseo, como Ulises (nunca he podido hallar el porqué), este héroe sería símbolo del hombre capaz de superar las más duras pruebas con tal de volver a su tierra y a los brazos de la mujer que ama… pero también fue símbolo de la tozudez y la arrogancia y, por tal razón es el difícil viaje que debe emprender, pues, los dioses quieren que aprenda que, el más gran valor que los hombres pueden alcanzar es la sabiduría.

Esta gran historia, compuesta por 24 cantos, daría lugar al guion cinematográfico que escribieran, Ennio de Concini, Franco Brusati y Mario Camerini, con la colaboración de Ben Hecht y otros tres nombres más. La dirección la asumiría, Camerini, luego de que se pensara encargarla al director alemán, Georg Wilhelm Pabst, quien, por desavenencias, abandonó durante la pre-producción.

Tras un breve resumen donde se habla de la Guerra de Troya -tema central de “La Ilíada”-, el filme se centra en, “La Odisea”, donde encontraremos primero a Penélope, la bella esposa de Ulises, atribulada por las pretensiones de los hombres del reino de Ítaca, quienes ansían sentarse con ella en el trono y ocupar en el lecho el lugar de su marido… y a continuación, veremos a, Ulises, llegar como náufrago a la isla de los fenacios donde será acogido primero por la bella joven, Nausicaa quien quedará prendada de él, y luego por su padre, el rey Alcinoo.

Entonces vendrán algunas de las tantas aventuras donde el héroe demostrará su astucia y su arrojo… y ésta será la base central de esta coproducción, italo-franco-estadounidense, que resulta un buen entretenimiento, pero, sin conseguir captar la esencia filosófica que se propusiera Homero. "La vida es, en gran medida, una cuestión de expectativas", había escrito el poeta… y con este filme mis expectativas no se cumplieron porque sentí que los cambios argumentales poco favorecen a la trama, y secuencias como la de las sirenas o el encuentro cumbre, resultan bastante malogradas. Tampoco tuve el convencimiento de que, a su regreso, Ulises hubiese aprendido gran cosa… y además, quedé con la sensación de que no me fue posible empatizar con el personaje.

Kirk Douglas (Ulises), Silvana Mangano (Penélope – Circe), Rossana Podesta’ (Nausicaa) y Anthony Quinn (Antinoo), hacen lo que pueden, pero ninguno logra un verdadero lucimiento. Por suerte, la versión de, “La Odisea”, que, Andrei Konchalovsky, realizara en 1997, suple de buena manera todas estas carencias.