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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama. Romance La vida en Paris en 1847 es tan animada como el champagne y tan implacable como la siguiente mañana gris. En la guarida del juego y las veladas lujosas, hombres mezquinos ejercen su voluntad y las mujeres se convierten en cortesanas regocijándose de placer. (FILMAFFINITY)
14 de junio de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Cuán poco cambia la historia! Estamos en la París de 1847 y lo que caracteriza a un buen número de mujeres es que compran y compran compulsivamente: joyas, trajes, carteras, perfumes… y hasta flores. Hay muchas que llevan por nombre Prudencia, pero de prudencia solamente les queda el nombre... y son ya bastantes las que anhelan casarse con un hombre adinerado, pues, al amor lo subestiman cual si fuese un accesorio que puede suplirse con dinero.

Marguerite Gautier, se ajusta perfectamente a las muchachas del primero y del tercer tipo, y su gran amiga y alcahueta, Prudence, luce perfecta en el segundo estilo. Y es así que, anhelando casarse con el barón de Varville, la muy atractiva señorita Gautier, va a conocer a Armand Duval, un apuesto muchacho de clase media que se enamorará de tal manera -y ella de él- que los sentimientos –de ambos lados- casi rozan lo obsesivo.

Drama romántico por excelencia, surgido de la pluma de Alexandre Dumas Jr. (no confundir con Dumas padre que era quien escribía los famosos libros de espadachines (El Conde de Montecristo, Los Tres Mosqueteros, El Tulipán Negro…), “La Dama de las Camelias” motivó ediciones en numerosos idiomas y en muy diversas épocas; inspiró una ópera (La Traviata de Giuseppe Verdi); y ha sido adaptada al cine en numerosas ocasiones, siendo, Marguerite Gautier, uno de los personajes más anhelados por montones de actrices.

Sin duda, <<LA DAMA DE LAS CAMELIAS>>, realizada por George Cukor, superó con creces las adaptaciones cinematográficas hechas hasta entonces, ya que pudo contar con un guion muy bien estructurado y sin excesivo apego a la novela, escrito por tres renombrados autores como fueron: Zoë Akins, Frances Marion y James Hilton, quienes se ajustaron un poco a los nuevos tiempos y modificaron algunos caracteres con otros significados.

Además, la dirección de Cukor, resulta muy detallada en la iluminación, los decorados, el vestuario… y el filme adquiere un tinte elegante por donde se le mire. Las actuaciones son, por su parte, de gran solvencia: Greta Garbo, luce encantadora con su gran carácter y en sus más altas cuotas interpretativas. Henry Daniel, aparece tan sólido como habitualmente, en su rol del barón que tiene lo que bien $abe que doblega a muchas chicas. Muy precisos, Lionel Barrymore, el padre atribulado porque su hijo parece a punto de perderse por un loco amor; Jessie Ralph como la fiel Nanine; y sobre todo, Laura Hope Crews, quien le pone el pecho a la imprudente, Prudence. Hasta Robert Taylor -que nunca sobresalió precisamente por sus dotes de actor y quien asustó a muchos, pues no se veía lógico que un joven tan apuesto luciera tan obsesionado por una mujer madura (el personaje en el libro es un hombre de mediana edad)- consigue resultar bastante agradable y su obsesión se explica muy claramente en el fuerte y a la vez admirable carácter que demuestra todo el tiempo la bella cortesana.

También, George Cukor, se unía ya a la exaltación de la mujer y aquí nos la rebela como un ser capaz de grandes equivocaciones, pero al tiempo, potente y adorable... ¡y capaz de amar como ningún otro ser en el mundo!
Luis Guillermo Cardona
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