Proveniente de una familia de clase media-alta, John Frankenheimer, tuvo la oportunidad de estudiar en colegios privados… pero, el niño normal y adaptado al que aspiraban sus padres pronto se les convirtió en la más seria preocupación cuando, con la práctica, demostró que sus inclinaciones se debatían entre la actuación teatral y ser un piloto de carreras. Para los viejos, la elección de su hijo era algo así como ‘entre morirse de hambre y estrellarse en un coche’… y ninguna de las dos cosas les hacía la menor gracia.

Pero, nada podía detener los impulsos del alma del joven John, y pronto se le vio escribiendo para el show televisivo de Harvey Howard… Trabajó, luego, como supervisor escénico para la NBC… y fue asistente de Sidney Lumet en el programa, “You are There”, en el cual se dramatizaba la vida de grandes personajes. Mientras seguía trabajando, ahora como realizador, para series de televisión como Climax y Playhouse 90, donde tuvo ocasión de codearse con directores como Ralph Nelson, George Roy Hill, Delbert Mann y otros, Frankenheimer se dedicó a ver cine clásico en plan de formación, y sintiéndose influido por Hitchcock, Clement y Welles, entre otros, con la RKO le llegó la ocasión de hacer su primera película, “The Young Stranger” (1957), pero, trabajó tan presionado por el Estudio (el cual editó la película a su antojo) que, este primer ejercicio fue, en su opinión, un rotundo fracaso.

De regreso a la televisión, Frankenheimer vio pasar allí tres años más… hasta que un feliz día llegó hasta él, el productor Harold Hecht, y dándole un guion escrito por Edward Anhalt -basado en la novela, “A Matter of Conviction” de Evan Hunter- le pidió que lo dirigiera dándole como protagonista ¡nada menos que a Burt Lancaster! Todo estaba de su lado, incluso el ambiente en el que transcurría la historia le era favorable, pues, él vivió a escasas cuadras de aquel sitio marginal en New York… y con la colaboración de, J.P. Miller, reestructuró el guion y el resultado es un filme bastante maduro sobre las luchas de los inmigrantes en territorio estadounidense.

Dos pandillas están enfrentadas: una conformada por jóvenes italianos y la otra por puertorriqueños. Una tarde, los italianos asesinan en la puerta de su casa a un chico invidente llamado, Roberto Escalante, y de este hecho se derivará una investigación que encabezará el teniente, Hank Bell(ini), quien lleva sangre italiana… y también un profundo criterio de justicia.

La historia contiene interesantes matices, y un buen cuadro de las raíces de la delincuencia quedará bien plantado en este drama policial donde, la falta de protección del Estado, la discriminación, los hogares disfuncionales y la pobreza, siguen siendo las eternas causales que llevan a la perdición a millones de muchachos.

Mención especial para los jóvenes actores que hacen de pandilleros (John Davis Chandler, Stanley Kristien, Luis Arroyo, Neil Burstyn y otros), pues, son ellos quienes logran los caracteres más significativos e impactantes de la película.

Con <<LOS JÓVENES SALVAJES>>, comenzaba en firme la carrera de otro notable director hollywoodense.