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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Western Jimmie Ringo, un legendario pistolero, se siente tan viejo y cansado que está decidido a retirarse y llevar una vida más tranquila como granjero. Sin embargo, sus propósitos tropiezan con la incomprensión y la intolerancia de la sociedad. Aunque ya no será perseguido por la ley, la región está llena de jóvenes pistoleros que desean demostrar que son más rápidos que él para ocupar su lugar y heredar su fama. (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2009
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando veo, en las audiencias que transmiten por televisión, a esos asesinos que confiesan sus horrendos crímenes (que, en algunos casos, se cuentan por decenas, por cientos... y hasta por miles), por más que me esfuerzo, no logro ver a hombres malos y tan solo consigo ver a hombres atormentados (aunque digan que no se arrepienten y que no sienten nada) con el terrible peso que llevan en la conciencia, el cual, muy seguramente, les hace pasar largas noches de insomnio y de tormento con pesadillas que, se repiten una y otra vez. Por eso, sino llega pronto el día en que alguien les ajuste sus cuentas, ellos terminan por cansarse de aquel infierno en el que se han sumergido, y buscan redimirse con la vana esperanza de volver a ser los que algún día fueron.

Esto es lo que le ocurrió al pistolero, Jimmy Ringo. La historia transcurre en Cayenne, Santa Fé, en 1860. Él está cansado de matar, aunque siempre lo hizo por defenderse... y ya entrado en años, ha regresado porque desea reencontrarse con su mujer y con su hijo para comenzar una nueva vida. Pero ya hizo historia, una triste historia, aunque historia a pesar de todo. Además, de esa suerte de episodios es con los que suelen llenar los libros que nos transmiten como 'historia de la humanidad'.

Ya su nombre está en boca de la gente del pueblo, los que lo admiran y los que lo odian; los que lo respetan y los que quisieran lucirse usándolo como pretexto. Ringo, entonces, se siente encerrado. La cantina en la que se encuentra, se convierte en una jaula, una cárcel sin barrotes... y la situación se torna tensa mientras, en las afueras, surgen ideas infames y algún propósito reconciliador. Su mujer y su hijo están cerca, talvez demasiado cerca, pero inalcanzables para poder abrazarlos y decirles cuanto los ama.

Un guion escrito por William Bowers y William Sellers, sirvió al director, Henry King, para crear una atmósfera de sutil y lamentable encierro. Es el pasado, los hechos que vamos conociendo, y lo que se teje entre marras, lo que irá aumentando los imaginarios barrotes de aquella psicológica prisión.

Ringo, sobriamente interpretado por ese gran actor que fuera, Gregory Peck, se muestra intranquilo, cabizbajo, cargando sus culpas y arrepentido; anhelando deshacerse de su bochornoso historial para poder reencontrar el descanso que tanto ansía. Con su habitual sobriedad, Karl Malden, es el cantinero que hace de puente entre el pistolero y las personas que entran en su escenario: el sheriff; las “prestigiosas” damas de la sociedad que piden su linchamiento; una amiga de Ringo y su esposa... y finalmente ésta, la bella maestra del pueblo que se siente confundida y temerosa.

Ante las nubes grises que van sombreando el atardecer, King, parece preguntarnos al final: ¿De qué lado está el mal? Sabemos que Johnny lleva doce muertos a cuestas, que asaltó trenes y robó bancos, pero ¿has conseguido odiarlo? ¿También tú quisieras verlo muerto? La explicación podría estar en el desarrollo de la historia: King nos permitirá ver, nos dará razones para comprender a su personaje protagonista, y nos mostrará el lado de luz que siempre refulge en cada ser humano.

<<EL PISTOLERO>>, da lugar a muy hondas reflexiones. Una excelente obra cinematográfica.

Título para Latinoamérica: FIEBRE DE SANGRE
Luis Guillermo Cardona
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