Dedicado, en sus últimos años, a la literatura infantil, Frank O’Rourke (quien también usaba el seudónimo, Frank O’Malley, y otros), comenzó a sentir que se le agudizaba el asma que padeció durante gran parte de su vida y se vio obligado a ingerir grandes dosis de esteroides que seguían empeorando su padecimiento. El 27 de abril de 1989, el escritor que, entre sus muchas novelas western, había dado lugar a filmes como, “The Bravados” (Henry King, 1958), “The Professionals” (1966) y “The Great Bank Robbery” (Hy Averback, 1969), decidió que ya no soportaba más su penitencia y optó por suicidarse.

La novela de O’Rourke, “A Mule for the Marquesa”, que publicara en 1964, fue la base para <<LOS PROFESIONALES>>, la cual fue trasladada a guion por el también director, Richard Brooks. En un artículo que publicara en la revista Films in Review (1952), Brooks escribía: “La novela y la escena son dos medios muy diferentes para contar una historia. (…) Una novela filmada escena por escena no será una buena película, así como no podrá escribirse una buena novela, si una película fuera literalmente transformada a la palabra escrita”.

Lo que sin duda hizo de, Brooks, uno de los mejores intérpretes o adaptadores de novelas al cine, fue el hecho de que tuvo siempre muy claro cómo aplicar la historia al tiempo, el ritmo y la edición cinematográfica, añadiendo creativos elementos que dinamizan la acción y prescindiendo debidamente de toda descripción subjetiva.

Ubicada la historia de, <<LOS PROFESIONALES>>, en los tiempos más álgidos de la Revolución Mexicana (un cartel de prensa indicará que los líderes, Francisco Villa y Emiliano Zapata, han entrado a Ciudad de México, hecho ocurrido el 6 de diciembre de 1914), ésta se muestra muy tangencialmente porque, lo que interesa en esta ficticia historia, es contar la misión de rescate que emprenderán, cuatro expertos mercenarios estadounidenses, de la esposa de un rico empresario norteamericano que se encuentra en poder de Jesús Raza, un revolucionario a quien, el esposo de la víctima, acusa de ser “el más cruel asesino”. Lo interesante en esto, es que dos de los hombres contratados, Henry Rico Fardan y Bill Dolworth, se dice que hicieron parte del ejército de Villa durante varios años, y no sólo tienen muy claras las causales de la revolución, sino que estuvieron cerca de Raza durante mucho tiempo.

En lo sucesivo, pesará el profesionalismo de cumplir con la palabra dada… La compleja decisión entre el deber y lo que la moral dicta que es correcto… La necesidad de matar para sentirse seguro o no matar por otras buenas razones… El interés por el dinero o la defensa de un ideal… Y así, se va desarrollando una valiosa trama que aborda la conciencia desde diferentes ángulos y, entonces sentimos que estamos ante un valioso juego de interioridad humana, donde habrá que tomar importantes decisiones.

Brooks se vale de un calificado reparto que incluye a, Burt Lancaster, Lee Marvin, Robert Ryan y Woody Strode, como los mercenarios de turno. Claudia Cardinale (María), es la bella mujer que sabe muy bien lo que quiere para su vida… y va a luchar por ello. Jack Palance (Raza), es el revolucionario que tendrá que defender lo que ama; y Ralph Bellamy, como Joe Grant, es el empresario que quiere pagar para cobrar venganza.

Richard Brooks, vuelve a acertar con este significativo western.