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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama. Romance Robert Lomax, un maduro pintor norteamericano que se encuentra en Hong Kong, conoce a una joven prostituta china. Lo que parecía un encuentro ocasional se va convirtiendo poco a poco en una historia de amor. (FILMAFFINITY)
14 de julio de 2016
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es la suerte de película hollywoodense que puede verse de dos maneras. La primera, es encantadora: Una joven china, Suzie Wong, tras haber padecido una difícil infancia criada por un tío, ahora que es una preciosa muchacha, y convertida en la preferida por los marines que visitan el bar del Hotel Nam Kok, sueña con ser una mujer digna y amada por un hombre de verdad… hasta que llega el día en que conoce al americano, Robert Lomax, un arquitecto y hombre de negocios que, a su mediana edad, ha decidido dedicarse a la pintura. La suerte de relación que va a darse entre ellos, dejará abierta una amplia puerta para conocer a todo un caballero como manda la vida, y a una chica con una personalidad, tan dulce y fascinante, que va a enamorar, no solo a él, sino a muchos de los que la vemos en la pantalla.

La valoración que da, el director Richard Quine, a la mujer china en general, es digna de encomio, pues, explica claramente por qué tantos hombres vivimos encantados con las orientales... y lo que se nos ofrece por este lado, es una historia de amor excelso e inmortal, donde, Nancy Kwan, se lleva todas las palmas con un debut cinematográfico digno de cualquier antología. Su, Suzie Wong es, definitivamente, uno de los personajes femeninos más bellos de toda la historia del cine, pues, la Kwan lo borda con una mezcla de ternura y sensualidad que, acuñada con esa fragilidad que va develándose a medida que la conocemos, no conduce a otro sentimiento posible que al ansia de protegerla eternamente. La escena de la tragedia que causa la lluvia, llevará a la cumbre éste sentimiento.

Pero, la segunda lectura que nos ofrece, <<EL MUNDO DE SUZIE WONG>>, está ya sugerida en el título, y por eso no se la llamó “La vida de…”. Los países capitalistas, con Estados Unidos de Norteamérica a la cabeza, venían seriamente preocupados por el ascenso que estaba teniendo el comunismo en el mundo. La URSS en 1917… Corea del Norte en 1948… China en 1949… Cuba en 1959… y por eso, durante la llamada, Guerra Fría (1947-1985), se dedicaron, entre otras cosas, a usar todos los medios de comunicación para difundir una pobre imagen de aquellos países que se habían escapado de las fauces imperialistas, al tiempo que idealizaban al hombre y a la sociedad estadounidense.

Por esta ‘sutil’ razón, es que vamos a ver a una China plagada de pobreza; con empleos informales que apenas sirven para no morir de hambre; con una sobrepoblación hacinada a la vera de los ríos o en tugurios montados en laderas a todo riesgo… y donde las mujeres son maltratadas tan asiduamente por los hombres, que ya extrañan cuando encuentran a alguien que no las apalee (¡!). Lo que no se menciona siquiera es que, esa, fue la penosa herencia imperial, pues, para entonces, la Revolución Cultural apenas llevaba 11 años en el poder, ¡absolutamente insuficientes para transformar largos siglos de opresión!

No obstante, sus calculados y perversos propósitos, el filme cautivó de tal manera, a casi todo el mundo, en su superficie romántica que, hasta a los críticos, se les hizo imperceptible el trasfondo político que permanece palpable en sus intenciones.
Luis Guillermo Cardona
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