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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Drama Adaptación del drama teatral homónimo de Eugene O'Neill, que tiene un carácter claramente autobiográfico. Describe un ambiente familiar deprimente y explosivo: una madre, que después de una larga estancia en un hospital, se ha vuelto adicta a la morfina; un hermano sumido en el alcoholismo e incapaz de encontrar trabajo, y un padre insensible y mezquino que ha fracasado como actor, llevando la familia a la ruina. (FILMAFFINITY)
24 de marzo de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo bueno de tener una familia es que, dentro de ella, suelen brotar los más sólidos sentimientos. A nadie -con excepción de nuestra pareja o de algún amigo(a) especial- le perdonaríamos tantas cosas como las que podemos perdonarle a nuestros padres, a nuestros hijos o a nuestros hermanos. Y la mejor explicación para esto, es ese lazo de sangre que nos hace sentirlos como parte inseparable de nuestra vida. Y también cuentan las vivencias, donde se preservan momentos de confraternidad y de alegría, de solidaridad y buen ejemplo, pues esto hace que se aligeren las ofensas y los malos tratos que, por las largas cargas de amargura liberamos de repente, pero que sirven de alguna forma para desahogar nuestra impotencia.

Ávido de explorar el lado de sombra que indómito impera en tantos seres humanos y que, a él mismo dominó durante largo tiempo, el dramaturgo Eugene O´Neill, acude a sus más dolorosos recuerdos para recrear el alma humana, y desnudarla en toda su pesadumbre y en toda su grandeza. El conoció la pobreza; vivió la experiencia de una madre que se hizo adicta a la morfina tras su nacimiento, porque nunca aceptó la muerte de su pequeño Edmund, de dos años; y se formó en un internado católico donde sólo la lectura aligeró la pesadumbre de aquella escuela.

Tras un largo viaje por Suramérica, siguiendo a la compañía teatral de su padre, O´Neill se vuelve depresivo y alcohólico. Ve morir a sus padres y a su hermano Jamie, también alcohólico, en un período de tres años y, curiosamente -pero nada raro en la historia del arte-, tras esta larga y profunda escuela de dolor, Eugene queda preparado para el ejercicio de lo que de él esperaba el universo: ser autor de sensibles obras teatrales. Entonces, comienza a escribir incansablemente, y pronto, sus obras son llevadas a escena por incontados grupos pequeños y grandes. El premio Nobel de literatura y cuatro premios Pulitzer, avalan ahora su representativa obra.

La adaptación para el cine de Sidney Lumet sobre “LARGA JORNADA HACIA LA NOCHE”, tiene como mérito convincentes actuaciones de Hepburn, Richardson y sobre todo de Robards, pero su esquema se reduce, casi al cien, a teatro filmado. Sólo un plano con cámara giratoria que lleva a presentir emociones muy claras en su protagonista y ese magnífico alejamiento tras un plano entero de la familia (arruinado luego con ese regreso a primeros planos de c/u de ellos) dejan entrever un ejercicio fílmico más allá de los largos –y a ratos insustanciales diálogos- y hacen apreciable una obra cuyo mayor mérito es, quizá, que logra mostrar como las relaciones de familia, por más deterioradas que puedan estar, se mantienen a flote tan sólo por ese lazo de indesligable afectividad que ha echado raíces con el paso de los años.

Recomiendo verla con el estómago satisfecho, el corazón complacido y la mente sosegada… de no ser así, es muy probable que la repugnes.

Título para Latinoamérica: “VIAJE DE UN LARGO DÍA HACIA LA NOCHE”
Luis Guillermo Cardona
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