Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Comedia. Drama Adaptación del relato de Chesterton "La cruz azul" (incluido en "El candor del Padre Brown"). El padre Brown (Alec Guinness), un sagaz y excéntrico párroco muy aficionado a desentrañar casos detectivescos, pierde una preciada cruz medieval que debía llevar de Londres a Roma. El autor del robo es el conocido ladrón de obras de arte Gustave Flambeau (Peter Finch), un experto en disfraces al que el perspicaz sacerdote intenta atrapar no ... [+]
21 de diciembre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al escritor inglés, G. K. (Gilbert Keith) Chesterton (1874-1936), se le denominó, El Príncipe de las Paradojas, desde que publicara sus cinco volúmenes con las historias del Padre Brown, un sacerdote de agudo ingenio y notable perspicacia que suele animarse a hacer las veces de detective. Se dice que, este personaje, le fue inspirado por John O’Connor, el brillante párroco de la iglesia de Bradford, Yorkshire, que contribuyera para que, el antes agnóstico escritor, se convirtiera al catolicismo.

¿Y por qué llamarían a Chesterton, Príncipe de las Paradojas? Veamos, Paradoja viene del latín, paradoxa: lo que es contrario a la opinión de los demás. También puede ser aquello que transgrede el sentido común… o sencillamente asumir una posición que para los demás es, en principio, ridícula o absurda.

El Padre Ignatius Brown, comulga muy poco con las opiniones del común y además está dispuesto a defender a capa y espada lo que él considera que Dios sí aprueba… “Digan lo que digan / digan lo que digan / digan lo que digan, los demás” ... ¿Y por qué es tan grande su empeño? Porque está inspirado en el Amor más excelso: aquel que no cree en la venganza sino en el perdón; aquel que no brinda castigo sino enseñanza y resocialización; aquel que no ve mal en nadie sino errores -leves o graves- que pueden enmendarse.

Cuando se presenta el caso (motivo de “EL DETECTIVE”) en el que, el Padre Brown se enfrenta al ladrón francés, Gustave Flambeau, un maestro del disfraz dedicado a robar toda suerte de arte de gran valor, su propósito no es hacerlo encerrar en una cárcel como tantos desearían, sino ¡sacarlo de la delincuencia para así salvar su alma! Por más dinero que un delincuente obtenga, por más bienes materiales que con sus actos dañinos "posea", le será imposible ser realmente feliz por una razón simple y llana: No sabe dar amor a los demás y por lo tanto no puede recibirlo. La ley existencial es clara e indefectible: Lo que desees para ti Tienes que darlo primero.

El genial, Alec Guinness, luce encantador como el astuto y trascendental sacerdote que, a diferencia de Flambeau que sólo quiere quedarse con una simple cruz, él quiere quedarse con su alma ¡para liberarla!… y es así como él será más rico, porque la mayor riqueza es el Amor.

Para algo sirve el conocimiento de La Biblia porque, será con un sutil detalle –no fácilmente identificable por los profanos- que, durante la escena del tren, el cura-detective sabrá quién es el camaleón Flambeau que pretende apropiarse del legado de San Agustín. La posterior huída del café de París será otra sutil, y más accesible pista, para ponernos sobre aviso.

El filme que ha dirigido, Robert Hamer, goza de un alto nivel de ingenio (el de la frase en latín, Optima semper libra sunt, es otro apunte estupendo) y a nivel formal (fotografía, iluminación, escenografía…) nada que objetar. Junto a Guinness, magnífico Peter Finch como Flambeau; también, Bernard Lee, desborda simpatía como el inspector Valentin Thompson… y, Joan Greenwood, luce muy guapa como la viuda Warren.

Esta es una película para ver con la mente abierta y el corazón bien dispuesto.

Título para Latinoamérica: PADRE BROWN, DETECTIVE
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow