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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Comedia Chicago, 1929. Earl Williams, convicto del asesinato de un policía, espera en la cárcel el momento de su ejecución. Mientras tanto, en la sala de prensa del Tribunal Supremo, un grupo de periodistas espera el indulto o la confirmación de la sentencia. Hildy Johnson, el cronista de sucesos del Chicago Examiner, que tendría que cubrir la información, está a punto de contraer matrimonio y abandonar su trabajo; pero Walter Burns, el ... [+]
25 de enero de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Claro que hay grandes periodistas! Sin duda, entre la gente que ha escrito y aún escribe en los periódicos y revistas, habla en la radio… o se comunica a través de la internet, hay gente profesional, rigurosa, responsable, que conoce el oficio y lleva en la sangre la búsqueda de la verdad; y son ellos, los menos, los especiales, quienes sostienen la maltratada dignidad del periodismo, porque aquí, como en tantas otras profesiones, se mantienen empotrados los mediocres, los oportunistas, los ególatras, los vendidos... aquellos que atraen odio, hacia tan insigne profesión, cuando se valen de información tendenciosa y hasta de infames mentiras... y también cuando callan lo que debiera decirse; aquellos que deforman la verdad porque tienen el alma endosada a su mísero postor y aquellos que causan vergüenza porque solo hablan desde los labios, pero jamás desde el corazón.

Billy Wilder, sabe harto de periodismo y se duele como nosotros cuando ve, al cuarto poder, sirviendo como mercenario de los otros tres poderes o ejerciéndose en función del individualismo más enclenque. Ya nos había mostrado, lo que es capaz de hacer un reportero obtuso, en su brillante película, “Ace in the Hole”; y en 1974 -inconforme, de seguro, por la manera como se estaba informando sobre el caso Watergate; sobre el derrocamiento del presidente socialista, Salvador Allende, en Chile... o sobre los casi 20 mil asesinatos que hubo el año anterior en los EEUU, decidió realizar la tercera, de cuatro adaptaciones cinematográficas, que ha tenido la ya clásica obra teatral que, Ben Hecht y Charles MacArthur, escribieran y estrenaran en 1928.

Adaptada por él mismo, junto a I.A.L. Diamond, Wilder retoma los personajes como los pensaran sus autores, y queda decir que nos asegura un filme que impacta en todo el plexo solar, nos agita con fuerza y ternura el corazón; y deja claramente al desnudo la trapacería, el sensacionalismo y las infamias que pueden llegar a cometerse en aras de mezquinos intereses personales. ¡Periodismo y política agitando la bandera de la mentira para saciar su apetito de poder! ¡Noticia de cada día en pleno siglo XXI!

Como ya es habitual en sus obras más personales: Una impecable dirección de actores. Soberbios Lemmon, Matthau, Gardenia y Pendleton. Una cámara casi invisible, ubicada fundamentalmente en plano general o medio; una ambientación rigurosa y muy efectiva en el desplazamiento de los personajes; y ese toque mágico de los diálogos precisos, mordaces y de una fluidez excepcional que nos legaran Hecht-MacCarthur.

<<PRIMERA PLANA>>, nos deja muy, pero muy satisfechos. Duele la triste realidad que recrea por más que esté ambientada en el Chicago de los años veinte, pero, sus brillantes toques de comedia y ese descreste actoral de casi todos sus intérpretes, hace que pasemos una magnífica velada y que nos quede fijo en la memoria el gran talento que tuvo siempre, Billy Wilder.
Luis Guillermo Cardona
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