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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Western Owen Merritt (Randolph Scoth) es un hombre de pocas palabras, extraordinaria puntería y principios firmes, que ha de tragarse su orgullo cuando la mujer a la que ama se casa con otro por dinero. Pero cuando el marido, celoso, jura destrozar el rancho de Merrit, éste tendrá que defenderse. (FILMAFFINITY)
7 de febrero de 2024
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Con un marcado perfil del hombre ambicioso sin remedio, Will Isham, es la clase de individuo que no quiere nada a medias. “Nunca poseo nada a la mitad sino del todo, por completo. Lo que tengo es mío y de nadie más. No lo comparto con nadie”. Así se confiesa ante el viejo, Pay, cuando decide comprarle su rancho… y resulta que entre las cosas que Isham desea ésta, Laurie, la bella exnovia de Owen Merritt, que ha aceptado casarse con él convencida de que vale más el dinero que el amor… además nadie le quita que pueda seguir viendo a Merritt y tenerlo cuando desee. Pero con esa mentalidad insaciable, tras haber comprado la parcela de Pay, Isham quiere la tierra de Merritt que es la que ahora linda con la suya. El problema es que Merritt no vende, pero con tal de librarse de él, el “poderoso” Isham está dispuesto a cualquier cosa.

Así comienza esta llamativa película que vuelve a ocuparse de uno de los temas que más han atraído al llamado cine western: el terrateniente ambicioso y sin escrúpulos. Me atrae ver como nadie aprende por cabeza ajena y aunque verse ante el espejo puede motivar alguna reflexión, el ambicioso siempre cree que, “ese no es mi caso”. Pero, es un hecho que la prepotencia obnubila y en la medida que se sale con la suya, el prepotente se infla más… y más… y más… y entonces comienza a creerse una suerte de diosecillo, olvidando por completo que, todo lo que se infla en exceso, un día termina por estallar.

El director, André De Toth, quien ya se había ejercitado en el cine de caballitos con, “Ramrod” (1947) -la cual contiene otro triángulo amoroso con algo de parecido, pero mucho menos logrado-, reincide aquí con otra historia de amor en tres esquinas, y los cuatro años que pasaron entre uno y otro filme es evidente que le sirvieron porque, lo que vemos ahora, es un filme mejor procesado; con una puesta en escena y una fotografía de primera línea; unos personajes capaces de transmitirnos intensas sensaciones; y unos intérpretes de marcada fuerza interpretativa.

Lo mejor de todo son, quizás, las escenas de acción donde, De Toth, da cuenta de una gran creatividad, ofreciéndonos ingeniosas tomas realizadas con recursos muy realistas y sorprendentes. Como ejemplo: la demostración que hace, Fay Dutcher, de su puntería; la pelea entre Merrit y Clagg… o el enfrentamiento de Merrit (apoyado por Charley) contra los hombres de Isham.

El guion de Kenneth Gamet, quien adapta otra de las tantas novelas de, Ernest Haycox, llevadas al cine, aunque resulta un tanto predecible, está bien dosificado con toques de comedia muy entretenidos, gracias a la simpática presencia de actores como el mexicano, Alfonso Bedoya, Guinn Williams y Frank Sully; y en la parte dramática, el reparto es bien calificado en cabeza de Randolph Scott (Merritt), como el hombre al que quieren quitarle todo. Alexander Knox (Isham), el tipo que quiere quedarse con todo. Joan Leslie (Laurie), la chica que quiere quedarse con el rancho y su galán; y Ellen Drew (Nan), la chica que solo quiere dar, pero a lo mejor termina quedándose con algo.

La lección que nos deja la historia vale la pena verla. <<LUCHA A MUERTE>>, es una buena película.

Título para Latinoamérica: MUERTE A MEDIAS
Luis Guillermo Cardona
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