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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Intriga. Cine negro. Drama Stephen Byrne, un escritor fracasado, aprovechando la ausencia de su mujer, intenta seducir a una criada, a la que mata involuntariamente. A continuación convence a su hermano para que le ayude a deshacerse del cadáver. (FILMAFFINITY)
1 de diciembre de 2011
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras disolverse la Diana Production, compañía que Fritz Lang había fundado en asocio con la actriz Joan Bennett y su esposo Walter Wanger -de seguro por los roces que había entre éstos-, el director acepta, en 1949, realizar este encargo de bajo presupuesto quizás para mantener el pulso activo mientras resultaba algo más interesante. Es fácil afirmar que Lang no la tuvo en gran estima puesto que solía omitirla en las entrevistas que le hacían.

¿Razones? Viendo el filme pueden descubrirse algunos elementos que quizás apunten al sentir de nuestro estimado director: El arranque es típico de la serie B, dándonos elementos (el bulto sobre el cauce, el feo espantapájaros, y esa frase escrita en el manuscrito que habla de un hombre con perturbaciones mentales) para anticiparnos un filme de terror que luego es sólo un drama y un thriller.

Enseguida, un acierto: Lang nos muestra un pequeño rasgo de personalidad cuando el escritor Stephen Byrne al ver a un insecto caminando sobre su manuscrito, toma la hoja y descarga al animalito con delicadeza sobre el jardín. Para gente como Nietzsche, Buñuel y otros tantos, esto es señal de la nobleza que hay en el hombre. Para Lang, es ejemplo de lo dual que suele ser el ser humano: absolutamente noble con los animales, pero… no tardaremos en conocer el lado oscuro del corazón de Byrne.

La historia comienza enseguida a parecerse también a “La mujer del cuadro”… y en ese olor a deja vú, surge un interesante leimotiv con ese pez luminoso que salta del agua para advertir a Byrne que no se confíe con esa trillada salida de “el agua lo tapará todo”. Ya la señora Ambrose se lo había ilustrado demostrando que la marea lleva y trae, y con esto sabemos que nuestro escritor no es demasiado brillante.

Posteriormente, una frase muy efectiva de la señora Ambrose: “Un escritor sólo debe escribir sobre lo que conoce”, la oímos casi literalmente en el filme de George Stevens, “Nunca la olvidaré”, realizado un año antes. Así, esta dama es una suerte de ángel que Byrne ignora o malinterpreta a sus anchas. Y esta es la parte que más me atrae del filme, porque Lang da muestras de un sabio conocimiento que ronda la espiritualidad (la imagen del pez saltarín hace parte de esto).

La audiencia surge como uno de los puntos más flojos del filme, pues es despachada con informalidad, demasiada celeridad, y una muy pobre puesta en escena. Y la resolución final, me recordó aquel antiguo filme religioso en el que se andaba con tan reducido presupuesto que no alcanzó para comprarle la cruz a Jesús. Así que, el director mira a los actores y les dice: “Muchachos, no hay de otra, tírenlo por el abismo”.

Título para Latinoamérica: “AGUAS QUE REGRESAN “
Luis Guillermo Cardona
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