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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama Año 1943. Italia durante los nueve meses de ocupación alemana. Cesira (Sophia Loren) es una mujer que vive en Roma con su hija Rosetta, una adolescente de trece años. Ante el avance de la guerra, decide huir de la capital y refugiarse en casa de unos parientes, en los montes de Ciociaria, donde es muy bien recibida. La vida discurre serena lejos del frente. La bella Cesira conoce a Michele (Jean Paul Belmondo), un joven intelectual que ... [+]
27 de mayo de 2021
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En ciertas guerras entre países, la mayor desventaja parecen tenerla las mujeres, pues, están tan expuestas con el bando que hace de agresor, como con el bando que debería protegerlas. Suena irreal y hasta absurdo quizás, pero, hechos muy lamentables se han conocido a lo largo de la historia. En la guerra, la moral es una de las primeras bajas, primero, porque como soldados no se lleva a lo más selecto de una sociedad sino a los más aptos para la guerra, es decir a quienes estén dispuestos a matar o a quienes pueda convencerse (lavado de cerebro) de que tienen que matar. En segundo lugar, porque las represiones sexuales sostenidas por meses -o años- se convierten en impulsos que buscan una salida irrefrenable; y tercero, porque la subestimación de la mujer -distintivo del retrógrado machismo- imperante en tantísimas sociedades, lleva a creerse con derecho sobre ellas, aunque para tal ejercicio tengan que pisotear su dignidad.

Los conflictos morales de las personas socialmente alienadas y atrapadas por las circunstancias, fue uno de los temas que más interesó al escritor italiano, Alberto Moravia (1907-1990), y desde sus más tempranos cuentos, hizo lugar a esta suerte de reflexiones. Su novela, “Los Indiferentes” (1929), llevada al cine por Francesco Maselli, se ocupaba ya de la corrupción imperante al interior de una familia burguesa. Después vendrían, “La Romana”, “La Desobediencia”, “El Conformista”, y otros tantos títulos en los que, la sociedad europea, sería plasmada con características reales que poco la favorecían.

Su novela, “La Ciociara” (La campesina, 1957), adaptada por Cesare Zavattini, fue el punto de partida para la película del mismo nombre que realizara Vittorio De Sica, quien, con la vigorosa presencia de Sophia Loren, tendría aquí otro de sus grandes logros cinematográficos.

Se trata de una madre que, tras la cruenta llegada de los alemanes a Roma en 1943, decide dejar su negocio de abarrotes para proteger a su hija de 13 años, y con ella viaja hasta los montes de Ciociaria (lugar donde alguna vez viviera, Alberto Moravia), donde enfrentará las vicisitudes del conflicto bélico al lado de unos parientes.

Para Cesira y para su hija Rosetta, las cosas no serán fáciles, y su toma de conciencia será el resultado de las reflexiones al lado de Michele, un joven intelectual que dejará huella en sus corazones, más los difíciles hechos que tendrán que padecer, incluso ante la presencia de los goumiers marroquíes (miembros de las tropas coloniales francesas).

La Cesira de la Loren, es otra de esas madres abnegadas y valientes que ha eternizado el cine. Se me vienen a la mente: La Mári de “Tavaszi Zápor” (1932), la Stella de “Stella Dallas” (1937) y la Charlotte de “The Old Maid” (1939), entre otras, y creo que la labor de la actriz italiana está a la altura de todas sus predecesoras. No por nada, se hizo merecedora del Oscar a Mejor Actriz, habiendo sido también galardonada, en la misma categoría, en el Festival de Cannes. Junto a ella, actores de la talla de Jean-Paul Belmondo, Raf Vallone, y una jovencita y conmovedora, Eleonora Brown, logran que, <<DOS MUJERES>>, se preserve como otra de esas historias dramáticas difíciles de olvidar.
Luis Guillermo Cardona
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