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Voto de Natxo Borràs:
7
Comedia Rusia, principios del siglo XIX. En un pueblo ruso, Boris Grushenko vive obsesionado con la muerte y con su prima Sonia, aunque ella prefiere a Iván, uno de los hermanos de Boris. Pero Iván se casa, y Sonia, por despecho, contrae matrimonio con un rico comerciante de pescado. Obligado por su familia, Boris se alista en el ejército para luchar contra la Francia napoleónica e, inexplicablemente, se convierte en un héroe de guerra. Y, a ... [+]
5 de agosto de 2010
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Boris Dimitrovich (Woody Allen) reúne todas las características propias de un cobarde heroico. Desde la infancia su cuestionamiento sobre la existencia de Dios así como los místicos encuentros que tiene con la Muerte representada bajo un velo blanco, le llevan a convertir de adulto en la oveja negra de la familia. Alistado forzosamente al ejército lucha en las campañas contra Napoleón con el corazón vertido al amor que siente por su prima Sonia (Diane Keaton), comprometida con Voskovec (Sol L. Frieder) aunque perdidamente enamorada de Ivan (Henry Czarniak) uno de los hermanos de Boris.

En la contienda la fama de Boris se expande por su ineptitud en el campo de batalla y precocidad hacia la cobardía. Solamente en sus días de permiso se convertirá en el inusitado seductor y amante de la condesa Alexandrovna (Olga Georges-Picot) cuya relación se verá alterada por la disputa a duelo de otro amante, Antojn Ivanovic (Harold Pinter).

Woody Allen homenajeó a la obra de Tolstoi, ecos a "Guerra y Paz", añadiendo recursos modernos en sus intensas reflexiones existenciales sobre la vida, la muerte, el amor, el sexo y la religión. Recurre a Bergman (brillante diálogo entre Diane Keaton y Jessica Harper que nos recuerda a “Gritos y Susurros”) añadiendo elementos políticos relacionados con la Rusia de su momento convertida en la Unión Soviética (el personaje de Boris es instruido por un oficial cubano).

En su momento no fue una de las películas más populares del director y protagonista de “Annie Hall” (1977), aunque junto con “Bananas” (1971) no cabe duda de que su humor ácido y rozando lo surrealista (matices que dejaría perder a lo largo de su madurez profesional) se hacen eivdentes. En algunos de los momentos más emblemáticos del film , después de una de sus conquistas sentimentales le congratule como uno de los mejores amantes que ha tenidos, él contesta: “es que llevaba mucho tiempo practicando solo”. O su comentario sobre el significado de la Muerte, como el modo más efectivo de reducir gastos.

La banda sonora tiene un papel destacado gracias al agilizado nervio de las notas de una suite que compuso Sergei Prokofiev para la película rusa de 1934 “El Teniente Kijé” de Aleksandr Fajntsimmer que abre y cierra los títulos de crédito de esta inolvidable y políticamente incorrecta comedia del genio de Manhattan.
Natxo Borràs
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