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Voto de Natxo Borràs:
10
Western Un grupo de veteranos atracadores de bancos que viven al margen de la ley y que actúan en la frontera entre los Estados Unidos y México, se ven acorralados a la vez por unos cazadores de recompensas y por el ejército mexicano. (FILMAFFINITY)
23 de mayo de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra mirada crepuscular, realista y violenta del crepúsculo iniciado de “Duelo en la Alta Sierra” (Ride the High Country, 1962) y en el que Sam Peckinpah alcanzó la maestría. Vista y revisitada las veces que haga falta, “The Wild Bunch” (título original en inglés pero que también una casa productora le debe su nombre) recoge todo lo que un buen aficionado al “western” en su sentido cronológico debería comprender, además de amar, en todo el material recopilado del cinematógrafo hasta nuestros días. Se han acabo los indios, vaqueros, cuatreros y sheriffs de armas tomar… Peckinpah galopa con su máquina del tiempo y lleva a sus veteranos anti-héroes (soberbios Holden, Borgnine, Johnson y Oates con un Ryan que se ha pasado al lado justiciero (la amistad traicionada que no falte) en plena Revolución Mexicana… Es decir, el lejano Oeste se ha quedado pequeño y hay que buscar otro refugio: en el México donde anidan las granadas, las ametralladoras, un inhumano ejército (con el gran Emilio “El Indio” Fernández al mando) intentando subordinar unos rebeldes a punto de estallar. No hay flechas con la firma de pieles rojas, ni prometedores ranchos para hallar la paz con vistas a Monument Valley, ni minas de oro con qué hallar oro… Apenas los bancos garantizan los beneficios de antaño; aparece uno inicialmente y solo será el principio del fin (es decir tiroteos porque pólvora no falta) de lo que nos sugerirá el maestro Sam: corren otros tiempos que ya no son como los de antes. Así que, traspasemos la frontera…

Y en paralelo le sucedía lo mismo al Oeste en el cine. Como género empezaba a perder protagonismo a pesar de las innovaciones surgidas por los “spaghetti” europeos; los “westerns” marcianos de Monte Hellman y la reacción revisionista (con tintes históricos acordes a los sucesos contemporáneos) en películas como “Soldado Azul” (Blue Soldier, 1970) de Ralph Nelson.

Sam Peckinpah dirigió a veteranos para que interpretaron lo que eran: veteranos. Educados en lo elegantemente clásico. La lagrimita cae en la arena para convertirse en una gota de sangre derramada por las ráfagas de unos tiempos en que viejos colegas obligados a perseguirse o huir no pueden asimilar.
Natxo Borràs
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