He tenido que buscar y rebuscar por la lista de cines de Madrid para poder asistir a la proyección de este film. El esfuerzo ha merecido la pena. Desde el principio se respira una atmósfera asfixiante, hostil y solitaria. Queda patente el poco presupuesto del film en la ausencia de planos alejados del pueblo. No hace falta más. La taberna, las casas, la cuadra, el calabozo, todo desprende western. Al comienzo es un western con tintes clásicos, diálogos fordianos (Matthew Fox y el pianista) y personajes muy propios del género, como un Richard Jenkins que hace resucitar a Walter Brennan. Pero la escena de apertura del film nos hace presagiar que nos esperan sorpresas, esa fusión de géneros que se menciona en las críticas.

Ese viaje hacia el fin del mundo de los cuatro protagonistas para el rescate de los secuestrados nos hace revivir "Centauros del desierto". Pero falta el tono épico y conservador del film de John Wayne, sustituyéndolo por un terror claustofóbico en pleno desierto. Parece inevitable el destino que les aguarda a nuestros pesonajes, porque van al encuentro de la maldad humana en su esencia primera.

Logrado con éxito la mutación de géneros, el debutante S. Craig Zahler consigue una de las obras más estimulantes de 2015. El reparto está lleno de caras conocidas y todos cumplen con nota. Kurt Russell es la cara más visible y, gracias a su otra reciente y sonada incursión en el género, esta cinta puede que llegue a sitios que en otros caso no podría.