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España España · Madrid
Voto de J C:
7
Drama A Earl Stone (Eastwood), un octogenario que está en quiebra, solo, y que se enfrenta a la ejecución hipotecaria de su negocio, se le ofrece un trabajo aparentemente facil: sólo requiere conducir. Pero, sin saberlo, Earl se convirte en traficante de drogas para un cártel mexicano, y pasa a estar bajo el radar del agente de la DEA Colin Bates (Cooper).
14 de marzo de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No veíamos a Clint Eastwood dirigirse a sí mismo desde la magnífica Gran Torino, aquella película de 2008 en la que el actor y director norteamericano parecía homenajear, y al mismo tiempo dar carpetazo, al retrógrado personaje que había venido interpretando casi desde los tiempos de Harry el Sucio. Aunque en aquel film de hace una década Eastwood ennoblecía a su héroe particular con una suerte de halo jjusticiero que parecía redimirlo en parte de antiguos excesos.

No es casual, por tanto, que el autor del guion de Mula, la nueva entrega de Eastwood, sea Nick Schenk, el mismo que escribiera Gran Torino, y presume uno que, a pesar de las reticencias del bueno de Clint a volver a ponerse delante de una cámara, ha debido entender que este personaje estaba hecho tan a su medida que resistirse hubiera sido casi un deshonor. O algo así.

Mula cuenta la historia de un octogenario vendedor de flores en horas bajas, divorciado, que, para hacer frente a su penosa situación económica y poder pagar la boda de su nieta, decide trabajar para un cártel transportando droga de un punto a otro del país. Lo que empieza siendo un trabajo puntual se acaba convirtiendo en una actividad continua que le sirve para reconciliarse con su familia, aunque también para poner en jaque a la DEA, que intenta acabar con el narcotráfico.

Eastwood vuelve a encarnar aquí al personaje al que tantas veces le hemos visto dar vida, aunque en este caso sean el arrepentimiento y la redención ante los suyos lo que guíe fundamentalmente sus pasos. Y tiene esta película un poso de tristeza, una especie de melancolía que planea sigilosamente sobre cada uno de sus planos. Mula habla de las oportunidades perdidas, de los errores que acaban pasando factura, y lo hace con la destreza que ha caracterizado la trayectoria como cineasta de un clásico vivo llamado Clint Eastwood.

El autor de Sin perdón se recupera así de algún que otro patinazo dado en los últimos tiempos, y aunque no ha filmado una de esas grandes obras que han cimentado su merecido prestigio, logra una muy digna película que habla de cosas tan importantes como el arrepentimiento y la redención. Y lo hace a través de una historia, cuando menos, curiosa y original.
J C
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