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Voto de El Jalucha:
5
4.9
1,333
Terror. Intriga
Mientras clasifica material de archivo rodado a principios del siglo XX, David descubre que su casa fue el escenario de un terrible crimen. Un hecho luctuoso que amenaza con proyectar una sombra fantasmagórica sobre la vida del protagonista. Usando las imágenes de archivo como algo espeluznante, The Canal se convierte en una gran muestra de terror psicológico. (FILMAFFINITY)
29 de marzo de 2016
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una casa donde sucedió un crimen atroz y un hombre enfrentándose al descrédito de su entorno por denunciar fenómenos paranormales. ¿Está loco o dice la verdad? Esta partida ya la hemos jugado. Gracias a Ivan Kavanagh tenemos otra película más de gente que se obsesiona con crímenes sin resolver y empieza a colgar recortes de periódico en la pared.
Los aspectos positivos, como el fantástico juego de luz y color, las interpretaciones y la atmósfera de tensión, no logran remontar una historia trillada, un guión desatendido y un final previsible.
En conjunto, la película emula la temática y narrativa de las producciones americanas de terror de la guisa de Insidious, Sinister o The Conjuring.
Más en spoilers.
Los aspectos positivos, como el fantástico juego de luz y color, las interpretaciones y la atmósfera de tensión, no logran remontar una historia trillada, un guión desatendido y un final previsible.
En conjunto, la película emula la temática y narrativa de las producciones americanas de terror de la guisa de Insidious, Sinister o The Conjuring.
Más en spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El guión es poco elocuente a la hora de descifrar claves que justifiquen el desencadenamiento de los hechos:
-David advierte que su mujer le es infiel. ¿Por qué? Porque acude con ella a una de esas fiestas que sólo aparecen en las películas (y en los anuncios de Ferrero Roché) y la ve haciendo manitas con otro hombre. Delante suya.
-¿Cómo ratifica David que su mujer le es infiel con ese hombre? Sencillamente, les sigue desde el trabajo hasta la casa del amante y les pilla en pleno acto (la puerta estaba abierta, pero a él no le ven ni le oyen en ningún momento).
En definitiva, cualquier justificación, cuando no es cliché, es ausente totalmente. Resultan explicaciones livianas, que desatienden otras necesidades de los personajes para simplemente precipitar los acontecimientos y llevarnos a donde interesa: a los ruidos extraños y las sombras acechantes.
El pretendido descenso del protagonista a la locura se ve insatisfecho por dos factores: al principio el director no maquilla el todavía velado trastorno de David, y hacia el final de la película dicho trastorno se hace hiperbólico y poco creíble.
Al final se recurre a un flashback cutre para desvelarte lo que se sabía desde el primer momento.
Como breve apunte, diré que me gustó la toma desde el interior del ataúd, que se va oscureciendo a medida que es sepultado, de lo cuál sólo tenemos constancia por el sonido de la tierra.
Y esto ya es una tontería, pero me hace mucha gracia: hay un momento en el que Sophie y David están pegados a la pared intentando captar ruidos raros. Le dice Sophie (la voz de la razón):
-Deben ser ratas...
-No, estas paredes son muy sólidas.
En cuanto se va Sophie los ruidos se acentúan (signo muy poco sutil de la psicosis de nuestro protagonista) y David tira la pared de un golpe, con lo que parece el mango de un cuchillo.
El guión sí que es sólido.
-David advierte que su mujer le es infiel. ¿Por qué? Porque acude con ella a una de esas fiestas que sólo aparecen en las películas (y en los anuncios de Ferrero Roché) y la ve haciendo manitas con otro hombre. Delante suya.
-¿Cómo ratifica David que su mujer le es infiel con ese hombre? Sencillamente, les sigue desde el trabajo hasta la casa del amante y les pilla en pleno acto (la puerta estaba abierta, pero a él no le ven ni le oyen en ningún momento).
En definitiva, cualquier justificación, cuando no es cliché, es ausente totalmente. Resultan explicaciones livianas, que desatienden otras necesidades de los personajes para simplemente precipitar los acontecimientos y llevarnos a donde interesa: a los ruidos extraños y las sombras acechantes.
El pretendido descenso del protagonista a la locura se ve insatisfecho por dos factores: al principio el director no maquilla el todavía velado trastorno de David, y hacia el final de la película dicho trastorno se hace hiperbólico y poco creíble.
Al final se recurre a un flashback cutre para desvelarte lo que se sabía desde el primer momento.
Como breve apunte, diré que me gustó la toma desde el interior del ataúd, que se va oscureciendo a medida que es sepultado, de lo cuál sólo tenemos constancia por el sonido de la tierra.
Y esto ya es una tontería, pero me hace mucha gracia: hay un momento en el que Sophie y David están pegados a la pared intentando captar ruidos raros. Le dice Sophie (la voz de la razón):
-Deben ser ratas...
-No, estas paredes son muy sólidas.
En cuanto se va Sophie los ruidos se acentúan (signo muy poco sutil de la psicosis de nuestro protagonista) y David tira la pared de un golpe, con lo que parece el mango de un cuchillo.
El guión sí que es sólido.