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España España · Jérica
Voto de polelo:
8
Drama Suecia, mediados del siglo XIV. La Peste Negra asola Europa. Tras diez años de inútiles combates en las Cruzadas, el caballero sueco Antonius Blovk y su leal escudero regresan de Tierra Santa. Blovk es un hombre atormentado y lleno de dudas. En el camino se encuentra con la Muerte que lo reclama. Entonces él le propone jugar una partida de ajedrez, con la esperanza de obtener de Ella respuestas a las grandes cuestiones de la vida: la ... [+]
24 de septiembre de 2007
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las más conocidas películas de Bergman, muy revalorizada los últimos años por su cuidada recreación y puesta en escena y su atractivo argumento. Bergman juega con la ubicación temporal para plantearnos un de sus habituales reflexiones, tal vez la más habitual en su primera época, centrada en la existencia de Dios y su contrapunto con la idea de la muerte. En este caso se retrotae a la época medieval con alguno de los iconos clásicos recogidos una y mil veces por el cine (los cruzados, la peste negra, el fanatismo religioso, etc...). El elenco de actores se corresponde con la "fauna" (dicho sea con todos los respetos) habitual de Bergman, utilizando sábiamente sus caracteristicas morfológicas para componer los personajes: Sydow como el cruzado atormentado por sus dudas de Fé, Björnstrand el escudero que representa el peso de lo racional, lo material (sería una especie de Sancho Panza), aquel que no le preocupan las supersticiones de la sociedad ni las inquietudes metafísicas de su señor, sino las materiales del momento, desengañado por su experiencia en Tierra Santa a donde marchó convencido por el fanatismo de un religioso al que encontrará ahora convertido en ladrón de cadáveres, Poppe el fantasioso titiritero o la Andersson con su habitual candidez casi juvenil completan un reparto excelente con una aportación inquietante de Bengt Ekerot en el papel de la Muerte.
La fotograría es especialmente interesante con un blanco y negro magnífico y una calidad técnica sobresaliente. La música no me parece especialmente reseñable excepto en las melodías tradicionales medievales bastante acertadas, en ese sentido la parte incidental de la partitura resulta demasiado sinfónica, no resulta muy coherente con la música que desarrollan los personajes (la representación teatral, la procesión de los penitentes, etc...), ni en la instrumentación ni melódica ni harmónicamente.
Las interpretaciones resultan más que solventes, me quedo con la de Björnstrand y con la de Sydow y Ekerot en segundo término, pero hay personajes que funcionan mejor que otros, tienen más profundidad, más matices, mientras que otros aparecen demasiado difuminados (algo no propio de Bergman claro), por ejemplo la mujer del Caballero, el director de la compañía, la mujer del herrero, la "muda", etc...
La reflexión que propone, nada nueva en Bergman, no aparece con la riqueza que queda planteada en otros films del autor pese a ser mucho más explícita, no en vano la muerte aparece "físicamente". La película se abre y ramifica como un árbol a partir de la historia central pero el desarrollo de estas ramas resulta un poco irregular: la relación entre el escudero y la muda, la evasión de la mujer del herrero, los comediantes, etc...
En cualquier caso, necesaria, clásica, hermosa y turbadora.
polelo
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