Es curioso, Carla tiene lo que se considera una discapacidad (aunque los colegas lo ignoran), pero tiene una ventaja que los colegas desconocen: sabe leer los labios. Esto le proporciona una ventaja, a saber, entender las conversaciones ajenas.

Los sonidos, con sus silencios, son una parte esencial del guion. No hay nada sexual entre los dos, salvo alguna mirada furtiva, aunque se nota que el interés va creciendo entre los dos…

Audiard también ha retratado el tema de la discapacidad en De óxido y huesos. También en esta segunda película funciona el mismo tipo de esquema: un joven marginal y desaprensivo y una mujer desamparada (y con carencia afectiva).

Hay claramente tres partes en la película:
- La vida de Carla en la oficina. Una empleada con sordera es objeto de (cierta) chanza por parte de los colegas.
- La llegada de Paul (Vicent Cassel) y la relación que va surgiendo entre los dos; él como exconvicto en busca de una nueva vida y ella como empleada que quiere destacar, ser tomada en consideración.
- Los planes que montan entre los dos. Él para saldar una antigua deuda y ella para salir de su vida gris.
Hay una trama paralela, que es la del asistente social que hace el seguimiento de Paul; la mujer de este ha desaparecido y al cabo de tres semanas lo señala a la policía. En realidad, esta historia en paralelo añada poco o muy poco a la acción principal. El filón más importante es la relación entre los dos, Carla y Paul, más allá de la trama extrajudicial. Lo interesante es cómo estos dos personajes se buscan el uno al otro pese a sus diferencias. Los dos actores Emmanuelle Devos y Vicent Cassel son perfectos para sus respectivos roles; ella con ese aire decidido e inocente a la vez; él, con cara de gamberro.

Entonces, ¿de qué trata el film exactamente? Se podría decir que es la historia de una chica sorda que aprende a ser mujer (y para ello, pasa por las manos de un "chico malo" por el que siente atracción).
Si te ha gustado, te va a gustar más De óxido y hueso (2012), más real y compleja.