Como era previsible no es Corrupción en Miami lo mejor de Michael Mann, más bien al contrario. La presencia del director se nota en cada plano de la película. Su forma de filmar resulta tan fascinante como de costumbre. En colaboración con el director de fotografía Dion Bebee consigue rodar la noche de forma magistral. Sus tiroteos vuelven a ser tremendos. Todo esto ya estaba en Heat, también en Collateral, e incluso (sin tiros) en El Dilema. La diferencia con sus anteriores y excelentes películas es que allí te enganchaba además con intrigas apasionantes, y aquí en cambio, se limita a contar una funcional historia de policías y traficantes. Más seria de lo habitual en este género pero también confusa y previsible.
La pareja protagonista aporta su notable presencia física, y Gong Li lucía mucho mejor en sus películas chinas.
Y aunque la hayan hecho con la excusa de ser un remake de la serie de televisión la verdad es que tienen muy pocas cosas en común. Y esto no es nada negativo, solo que puede llevar a la gente a no encontrarse con lo que se esperan.