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Voto de TOM REGAN:
5
6.6
2,979
Drama. Fantástico
En la Roma del siglo I después de Cristo, dos estudiantes, Encolpio y Ascilto, discuten sobre a quién corresponde la propiedad del adolescente Gitone. El niño escoge a Ascilto, y sólo un terremoto salva a Encolpio del suicidio. A partir de entonces, Encolpio vivirá una serie de aventuras y desventuras para conocer nuevos amores. (FILMAFFINITY)
26 de septiembre de 2019
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
160/17(23/09/19) Plomiza, caótica y tediosa, navego contracorriente, pues en la crítica generalizada este film de Federico Fellini ha gustado. Es un drama con toques de fantasía escrito (junto a Bernanrdo Zapponi) y dirigido por Federico Fellini y basado libremente en la obra de Petronius Satyricon, escrita durante el reinado del emperador Nerón y ambientada en la Roma imperial. La película se divide en nueve episodios, siguiendo al erudito Encolpius y su amigo Ascyltus mientras intentan ganarse el corazón del joven Gitón, a quien ambos aman, dentro de la descripción de la película de un paisaje y cultura romanos surrealistas y oníricos, el libro ha sobrevivido solo en fragmentos, y la película refleja esto al ser igualmente de naturaleza fragmentaria. Esto lo tradujo el cineasta de Rimini en una aparatosa odisea rebosante de una visualidad apabullante, estética imbuida de ampulosos decorados, muy imaginativa, saltando en muchos casos al híper-realismo (con un vestuario y maquillaje de claras connotaciones gays), creando secuencias de valor visual, pero oasis que no conectan con su historia, donde se juega constantemente con la lujuria, con la violencia, con lo grotesco, buscando impactar a través de la transgresión. Pero su arrítmica narración y lo que cuenta me llega a machetazos, sin sentido orgánico alguno, perdiendo el interés por lo que les pase a los protagonistas rápido, y es que estos son caricaturas sin alma, un exceso que termina por cansar, te alejas y te deja frío, cual set-pieces para un tráiler te puede atraer, pero una vez te pones frente a la película te hace retorcer el gesto ante la anarquía en su desarrollo. Esta es una obra que parece hecha por Pier Paolo Pasolini, la posterior trilogía del boloñés de la vida (El Decamerón, Los Cuentos De Canterbury, y Las Mil Y Una Noches) está notoriamente influenciada por esta “Satyricon”, por su ambientación y su temática. El coguionista Zapponi señaló que Fellini usó una forma deliberadamente desigual de doblaje que hizo que el diálogo apareciera fuera de sincronía con los labios de los actores, esto estaba de acuerdo con su intención original de crear una profunda sensación de extrañamiento a lo largo de la película. Fellini recibió nominación al Oscar al Mejor Director por esta película (periendo ante John Schlesinger y su “Midnight Cowboy).
El disparo de apertura de Fellini Satyricon revela a Encolpius (Martin Potter) frente a una pared enorme, lamentando el robo de su esclavo, Giton (Max Born), de Ascyltus (Hiram Keller), quien vendió Giton a Vernacchio (Fanfulla), un cerdito de una compañía teatral que actúa cerca. Con esta excusa deambularemos con Encolpius de un lado a otro, moviéndose entre el sueño y la pesadilla. Todo muy episódico, sin que te importe nada lo que les pase a unos y otros. Pasaremos por termas, teatros, mutilaciones, lupanares, museos, bacanales romanas, quemas de personas, navíos esclavistas con un capitán ataviado de novia, peleas grecorromanas, bodas homosexuales, rebeliones contra el emperador, decapitaciones, suicidios de honor, encuentros con una ninfómana, un semidiós hermafrodita albino, una lucha contra Minotauro en su laberinto, impotencia sexual, una mujer que prende antorchas con su vagina ardiente, sadomasoquismo, canibalismo, y todo esto que sobre el papel promete mucho, queda en un batiburrillo inconexo, sin fuerza alguna dramática. Ello con recursos narrativos bastante arbitrarios, como cuando se cuentan historias dentro de historias, con elipsis atropelladas que desvían la atención. Es un relato que discurre episódicamente, sin hilo que la entrelace dramáticamente, no hay personajes a los que asirse, protagonistas más planos que una mesa, no hay una estructura que te enganche emocionalmente, todo avanza a trompicones, solo seguible por la ambientación majestuosa. Quizás parte de lo que quiere decir es que la vida en este tiempo tenía poco valor, o quizás no, si esto es así hay maneras mucho mejores que esto.
Fellini trata el sexo con un estilo cercano a la pornografía, algo de lo que luego bebió Tinto Brass para su polémico film “Calígula” (1979), donde el vestuario de los hombres parece sacado de una mente calenturienta gay, ello enmarcado en un clima de apertura sexual total, donde se vive la heterosexualidad, la homosexualidad, la bisexualidad, la ninfomanía, o el hermafrodismo, pero ello se vive de modo grotesco, donde la sensualidad erotómana es escasa, por no decir nula (por lo menos en mi caso).
La puesta en escena es grandilocuente, rodándose en Roma (Cinecittà Studios; Fiumicino; Ponza Island; El Coliseo) y en Mar Tirreno; Destacando los suntuosos decorados creados por Danilo Donati (“Romeo & Julieta” o “Amarcord”), y Luigi Scaccianoce (“Senilidad” o “Edipo rey”), imaginativo en muchos aspectos como esos navíos operísticos, o esos salones bizarros enormes con claraboyas extemporáneas, ello en miscelánea con el diseño de vestuario y maquillaje, también de Donati, con esas pieles pálidas dando sensación de seres de ultratumba; esto filtrado por la sensacional cinematografía de Giuseppe Rotunno (“Rocco y sus hermanos” o “Amarcord”), con una labor lumínica formidable, con un manejo cromático brillante, jugando con los azules, con lo granuloso, con grises, con esos cielos irreales, con expresionismo en sombras y en tomas extrañas, y en el modo de filmar los decorados deformados, con esas singulares puestas de sol que conjugan verdes y violetas; Esto adornado por la música del maestro milanés Nino Rota (“Romeo & Julieta” o El padrino”), que según mi modesta opinión ha tenido trabajos mucho más inspirados que este.
El disparo de apertura de Fellini Satyricon revela a Encolpius (Martin Potter) frente a una pared enorme, lamentando el robo de su esclavo, Giton (Max Born), de Ascyltus (Hiram Keller), quien vendió Giton a Vernacchio (Fanfulla), un cerdito de una compañía teatral que actúa cerca. Con esta excusa deambularemos con Encolpius de un lado a otro, moviéndose entre el sueño y la pesadilla. Todo muy episódico, sin que te importe nada lo que les pase a unos y otros. Pasaremos por termas, teatros, mutilaciones, lupanares, museos, bacanales romanas, quemas de personas, navíos esclavistas con un capitán ataviado de novia, peleas grecorromanas, bodas homosexuales, rebeliones contra el emperador, decapitaciones, suicidios de honor, encuentros con una ninfómana, un semidiós hermafrodita albino, una lucha contra Minotauro en su laberinto, impotencia sexual, una mujer que prende antorchas con su vagina ardiente, sadomasoquismo, canibalismo, y todo esto que sobre el papel promete mucho, queda en un batiburrillo inconexo, sin fuerza alguna dramática. Ello con recursos narrativos bastante arbitrarios, como cuando se cuentan historias dentro de historias, con elipsis atropelladas que desvían la atención. Es un relato que discurre episódicamente, sin hilo que la entrelace dramáticamente, no hay personajes a los que asirse, protagonistas más planos que una mesa, no hay una estructura que te enganche emocionalmente, todo avanza a trompicones, solo seguible por la ambientación majestuosa. Quizás parte de lo que quiere decir es que la vida en este tiempo tenía poco valor, o quizás no, si esto es así hay maneras mucho mejores que esto.
Fellini trata el sexo con un estilo cercano a la pornografía, algo de lo que luego bebió Tinto Brass para su polémico film “Calígula” (1979), donde el vestuario de los hombres parece sacado de una mente calenturienta gay, ello enmarcado en un clima de apertura sexual total, donde se vive la heterosexualidad, la homosexualidad, la bisexualidad, la ninfomanía, o el hermafrodismo, pero ello se vive de modo grotesco, donde la sensualidad erotómana es escasa, por no decir nula (por lo menos en mi caso).
La puesta en escena es grandilocuente, rodándose en Roma (Cinecittà Studios; Fiumicino; Ponza Island; El Coliseo) y en Mar Tirreno; Destacando los suntuosos decorados creados por Danilo Donati (“Romeo & Julieta” o “Amarcord”), y Luigi Scaccianoce (“Senilidad” o “Edipo rey”), imaginativo en muchos aspectos como esos navíos operísticos, o esos salones bizarros enormes con claraboyas extemporáneas, ello en miscelánea con el diseño de vestuario y maquillaje, también de Donati, con esas pieles pálidas dando sensación de seres de ultratumba; esto filtrado por la sensacional cinematografía de Giuseppe Rotunno (“Rocco y sus hermanos” o “Amarcord”), con una labor lumínica formidable, con un manejo cromático brillante, jugando con los azules, con lo granuloso, con grises, con esos cielos irreales, con expresionismo en sombras y en tomas extrañas, y en el modo de filmar los decorados deformados, con esas singulares puestas de sol que conjugan verdes y violetas; Esto adornado por la música del maestro milanés Nino Rota (“Romeo & Julieta” o El padrino”), que según mi modesta opinión ha tenido trabajos mucho más inspirados que este.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La mejor escena es una que no tiene sentido entre medio de esta bacanal hedonista bizarra que es la película. Me refiero al tramo en que un patricio decide liberar a sus esclavos y mandar a sus hijos lejos de su casa, él y su esposa se quedan en la villa. Lo hacen para suicidarse por un motivo indeterminado. Entonces si hay cierta sensibilidad cuando vemos la dulzura de cómo se sientan en el patio, entre árboles, a comer unas exquisitas viandas, tras lo que el esposo se abre las venas, la esposa recita unos versos de Adriano, tras lo que se apuñala. Lástima que parezca un oasis en medio de esta astracanada narrativa.
En conjunto me queda un film que no me ha aportado nada a sumar, y se me olvidará rápidamente. Fellini ha tenido obras mucho mejores, por mucho que esta sea una de sus preferidas, esto no la hace buena. Fuerza y honor!!!
Wiki:
El proyecto de Fellini vio la competencia de otra película titulada Satyricon , lanzada el mismo año. El productor Alfredo Bini había registrado el título de Satyricon en 1962. Cuando Fellini y su productor Alberto Grimaldi comenzaron a trabajar en su película, Bini contrató a Gian Luigi Polidoro para que dirigiera su propia versión. Grimaldi demandó a Bini para detener la película de la competencia, pero perdió; Como resultado, la imagen de Fellini se tituló Fellini Satyricon para distinguirla.
El texto original de Petronio sobrevive solo en fragmentos. Mientras se recuperaba de una enfermedad debilitante en 1967, Fellini releyó a Petronio y quedó fascinado por las partes faltantes, las grandes brechas entre un episodio y el siguiente. La naturaleza fragmentaria del texto lo alentó a ir más allá del enfoque tradicional de recrear el pasado en el cine: la clave para una adaptación cinematográfica visionaria radica en las técnicas narrativas del estado del sueño que explotan las cualidades inminentes de misterio, enigma, inmoralidad del sueño, extravagancia y contradicción. En comentarios sobre la película, Fellini explicó que su objetivo al adaptar el clásico de Petronio era "eliminar la frontera entre el sueño y la imaginación: inventar todo y luego objetivar la fantasía; alejarse un poco para explorarla como algo completamente desconocido e incognoscible".
El más importante de los cambios narrativos que Fellini hace al texto de Petronius es la adición de una batalla entre Encolpius y el Minotauro en el Laberinto, vinculando así a Encolpius con Theseus y el viaje al inconsciente. Otras secuencias originales incluyen una ninfómana en una caravana del desierto cuyo esposo abatido le paga a Ascyltus y Encolpius para que la acompañen, y un hermafrodita venerado como un semidiós en el Templo de Ceres. Secuestrado por los dos protagonistas y un mercenario, el hermafrodita muere más tarde en un paisaje desértico que, según la adaptación de Fellini, se presenta como un evento desafortunado, ninguno de los cuales se encuentra en la versión petrónica.
Aunque los dos protagonistas, Encolpius y Ascyltus, aparecen en todas partes, los personajes y las ubicaciones que los rodean cambian inesperadamente. Esta técnica intencional de fragmentación transmite la visión de Fellini tanto del texto original como de la naturaleza de la historia misma, y se repite visualmente en la toma final de la película de una villa en ruinas cuyas paredes, pintadas con frescos de las escenas que acabamos de ver, se están desmoronando, desvanecimiento e incompleto. El interés de Fellini en la teoría del inconsciente colectivo de Carl Jung también se exhibe con una gran cantidad de arquetipos en entornos muy oníricos.
En conjunto me queda un film que no me ha aportado nada a sumar, y se me olvidará rápidamente. Fellini ha tenido obras mucho mejores, por mucho que esta sea una de sus preferidas, esto no la hace buena. Fuerza y honor!!!
Wiki:
El proyecto de Fellini vio la competencia de otra película titulada Satyricon , lanzada el mismo año. El productor Alfredo Bini había registrado el título de Satyricon en 1962. Cuando Fellini y su productor Alberto Grimaldi comenzaron a trabajar en su película, Bini contrató a Gian Luigi Polidoro para que dirigiera su propia versión. Grimaldi demandó a Bini para detener la película de la competencia, pero perdió; Como resultado, la imagen de Fellini se tituló Fellini Satyricon para distinguirla.
El texto original de Petronio sobrevive solo en fragmentos. Mientras se recuperaba de una enfermedad debilitante en 1967, Fellini releyó a Petronio y quedó fascinado por las partes faltantes, las grandes brechas entre un episodio y el siguiente. La naturaleza fragmentaria del texto lo alentó a ir más allá del enfoque tradicional de recrear el pasado en el cine: la clave para una adaptación cinematográfica visionaria radica en las técnicas narrativas del estado del sueño que explotan las cualidades inminentes de misterio, enigma, inmoralidad del sueño, extravagancia y contradicción. En comentarios sobre la película, Fellini explicó que su objetivo al adaptar el clásico de Petronio era "eliminar la frontera entre el sueño y la imaginación: inventar todo y luego objetivar la fantasía; alejarse un poco para explorarla como algo completamente desconocido e incognoscible".
El más importante de los cambios narrativos que Fellini hace al texto de Petronius es la adición de una batalla entre Encolpius y el Minotauro en el Laberinto, vinculando así a Encolpius con Theseus y el viaje al inconsciente. Otras secuencias originales incluyen una ninfómana en una caravana del desierto cuyo esposo abatido le paga a Ascyltus y Encolpius para que la acompañen, y un hermafrodita venerado como un semidiós en el Templo de Ceres. Secuestrado por los dos protagonistas y un mercenario, el hermafrodita muere más tarde en un paisaje desértico que, según la adaptación de Fellini, se presenta como un evento desafortunado, ninguno de los cuales se encuentra en la versión petrónica.
Aunque los dos protagonistas, Encolpius y Ascyltus, aparecen en todas partes, los personajes y las ubicaciones que los rodean cambian inesperadamente. Esta técnica intencional de fragmentación transmite la visión de Fellini tanto del texto original como de la naturaleza de la historia misma, y se repite visualmente en la toma final de la película de una villa en ruinas cuyas paredes, pintadas con frescos de las escenas que acabamos de ver, se están desmoronando, desvanecimiento e incompleto. El interés de Fellini en la teoría del inconsciente colectivo de Carl Jung también se exhibe con una gran cantidad de arquetipos en entornos muy oníricos.