195/16(29/11/13) Clásico del Séptimo Arte, drama psicológico imperecedero, Elia Kazan filma la obra homónima de Tennessee Williams de 1947 ganadora del Pulitzer, lo hace con un pulso sólido y ágil, resaltando su descomunal dirección de actores que ha llegado a marcar un antes y después en la forma de actuar, +oficiosamente la presentación en cine del singular método del Actor´s Studio de interpretar siendo el buque insignia el Mastodóntico Marlon Brando que con su Kowalski construyó un Icono contracultural.

Casi todos los miembros del elenco actoral que hicieron la obra en Broadway, Marlon Brando, Kim Hunter y Karl Malden se mantienen, solo se cambió a Jessica Tandy por Vivian Leigh, esto se hizo por cuestiones comerciales, Vivian era una estrella, Leigh había interpretado 6 meses el papel de Blanche en los escenarios de Londres dirigida por su esposo Laurence Olivier, el rol fue rechazado por Olivia de Havilland. El propio Tennesse Williams junto a Oscar Saul hacen el guión, viéndose obligados por mor de la censura a alterar algunos elementos del argumento (spoiler). De la historia rezuma la tortuosa visión del mundo de Tennesse Williams, personajes atormentados marcados a fuego por su pasado, por su familia, por el represor entorno social, por los secretos, las mentiras, sexualidades reprimidas, frustraciones alienadas, la angustia vital, expuestos en una trama que evoluciona de modo asfixiante en la que explotan las realidades de un microcosmos edificado en falsedades que ponen contra el paredón la Condición Humana, sacando a relucir sus miserias, sus envidias, sus egoísmos, sus codicias, sus odios, sus machismos, su violencia, y Tennesse lo cimienta con diálogos exuberantes, mordaces, punzantes, tejiendo duelos actorales soberbios de fuerza, y en esta ‘Un tranvía …’todo esto está maximizado en un océano iracundo de frustración existencial, con un estremecedor poso de amargura, . La historia tiene su pilar más sólido en el duelo entre dos personalidades contrapuestas el rudo, furibundo y tosco Stanley, frente a la delicada, tierna y trastornada Blanche, de aquí brota un manantial incontenible de emociones abrasantes, dejándonos momentos inolvidables que perturban por su poderío de calado, dos seres que se llevan al límite. A esto se añade el clima de tensión sexual presente en cada fotograma.

La lucha encarnizada y desgarrada entre Blanche y Stanley hace que los dos actores brillen como pocas veces se ha visto, es un toma y daca Antológico, la química entre los dos actores es Descomunal, Cruenta, Salvaje, un tour de forcé Sensacional. Marlon Brando a los 27 años conmocionó con su Stanley, jamás se había visto en pantalla un animal interpretativo semejante, una fuerza desatada de la naturaleza en su primer rol protagónico, actuación rompedora en la Historia del Cine de las más influyentes, personaje que exuda sexualidad, Mítica su imagen con la camiseta de mangas cortas (en su momento se agotó esta prenda en las tiendas), con que sensualidad se la quita y pone, como se la rompe, Brando es el eje de algunos momentos sublimes, entre ellos el ANTOLÓGICO el de un angustiado Stanley gritando arrodillado <Stellaaaaa!!!>, o el que tiene con Blanche rebelando lo que sabe de su pasado y hundiéndola, y por su puesto del acoso a Blanche, Brando es un Titán, suda grita, bebe, se chupa los dedos cual neandertal , es una actuación que empapa la pantalla de emociones viscerales, posee magnetismo bestial, a partir de entonces Brando pasó a ser un símbolo sexual, dándose la paradoja de que Tennesse pretendía hacer este rol repudiable en su comportamiento, por suerte para el mundo el papel fue rechazado por John Garfield pues quedaba eclipsado por Stella, no siguió la máxima de que no hay papeles pequeños, si no actores mediocres.

En el otro lado del ring está una espléndida Vivian Leigh, un rol que encandila por su delicadeza, buenos modales sureños, de una belleza cuasi-etérea, discurre por la fina línea entre la cordura y la locura, un ser inestable, desequilibrado, vive en una realidad paralela que por mala fortuna para ella está en este, una mujer con complejo de estar dejando escapar la belleza, crea un halo de misterio a su alrededor que intriga, un desamparado ser que está fuera de lugar, se demuele a medida que Stanley le da hachazos, despierta compasión, conmueve su indefensión anímica, su frustración, su descomposición, su vulnerabilidad, Leigh con su mirada transmite sensaciones de miedo, pesadumbre, cariño, odio, una BRILLANTE actuación que le valió su segundo Oscar tras su Scarlett de ‘Lo Que El Viento…’.

Y el elenco de secundarios resulta un apoyo impresionante, con una Kim Hunter espléndida en su química con Brando, sabe transmitir amor racial por él, detentando con él la Antológica escena del <Stellaaa!!!>, y sabiendo aportar dulzura y bondad en su relación con la hermana. El otro pivote de reparto es un radiante Karl Malden dotando a su personaje de aristas humanismo y mezquindad, estupendo en sus escenas con Vivian, en dos antagónicas, una en la que le muestra su amor y la otra en la que le arroja desprecio, sobresaliente. El único que se quedó sin Oscar de de los cuatro fue Brando (¿!!?).

La cinta atrapa desde su magnético inicio una desvalida y desorientada Blanche recién bajada del tren se dispone a coger un tranvía y dice a un marinero < Me han dicho que coja un tranvía llamado Deseo, que luego transborde a otro que llaman Cementerio, y luego me apee en lo que llaman Los Campos Elíseos> (el tranvía a ‘Deseo’ existe realmente, esto llamó la atención de Tennesse), ello en medio de un escenario envuelto en humo y de gentío, haciendo de Blanche por su apariencia un ser extraño, cuasi-irreal, este contraste aumenta al llegar a la casa de su hermana, Kazan nos presenta en unas pequeñas pinceladas a los personajes acentuando sus caracteres, magistral. (continua en spoiler sin)