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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Romance. Drama Viena, 1900. Stefan Brand, un famoso pianista, recibe una carta de una mujer con la que mantuvo, en el pasado, una relación amorosa que ya no recuerda. Lisa es para él una desconocida, alguien que ha pasado por su vida sin dejar huella. Y, sin embargo, ella sigue apasionadamente enamorada de aquel joven músico que conoció cuando era todavía una adolescente. (FILMAFFINITY)
17 de mayo de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
70/06(14/04/15) Una notable muestra del cine romántico más exacerbado, un clásico del realizador alemán Max Ophuls en su segundo trabajo en Hollywood, llevando aniveles extremos la obsesión y el amor platónico, donde se idealiza a las personas. El guionista Howard Koch (“El sargento York”, “La carta” o “Casablanca”) adapta un relato corto (1922) homónimo del vienés Stefan Zweig (“Maria Antonieta” o “El Gran Hotel Budapest”), creando una historia rebosante de ternura, con una ambientación deliciosa, con una gran construcción de protagonistas, en un increscendo dramático sofocante. El argumento ha sido llevada varias veces al cine, ejemplos "Feliz año, amor mío" (Méjico, 1955) y "Carta de una mujer desconocida" (China, 2004).

La historia se basa en el choque entre dos estilos de vida, la de Lisa, la obsesiva, idealista, el amor puro, frente a ello la de Stefan, vida disoluta, el narcisismo, el egoísmo, el mujeriego, la falta de sentimientos profundos. Lisa es la perseverancia, la ternura, la fijación enfermiza, rozando la autodestrucción, Stefan es la indolencia, la frivolidad, playboy empedernido, de constantes amores efímeros. Todo enmarcado en un todo melodramático intenso, de un aura romántica trágica desde su magnético inicio, de momentos conmovedores, un amor de tintes fatalistas, todo narrado por la voz en off de la protagonista, recurso nada artificioso, pues sirve para potenciar el dramatismo del relato al ser la voz de una persona que desde el comienzo nos dice que está muerta, con una estructura de elipsis temporales muy bien manejadas, en lo que son los cuatro flash-backs en que se divide la cinta. Ophuls envuelve la historia en un halo de delicioso lirismo romántico, rodada con una elegancia y buen gusto sibarita, en un increscendo dramático punzante, desde el espíritu vivaraz y jovial del principio la narración se va enrareciendo mientras reflexiona sobre el amor no correspondido, sobre los amores platónicos, los amores idealizados, hasta desembocar en un final de reminiscencias moralistas (spoiler). Ophuls hace que el relato que contado puede parecer pesado no lo sea, sabe hacer que el espectador no pierda atención, con un uso del tempo narrativo formidable, lo acelera y detiene de modo brillante para saborear las emociones, ejemplo el baile entre Lisa y Stefan en que el mundo se para a su alrededor.

La puesta en escena potencia de forma sibarita la delicada sensibilidad del film, con una fascinante dirección artística de Alexander Golitzen (“Touch of evil”, “Spartacus” o “Aeropuerto”), recreando Viena en los estudios de la Universal, ayudándose de maquetas, proyectando una ciudad bucólica, con el edificio de pisos donde vive Lisa y Stefan, con el marcado acento en las escaleras como elemento divisor de diferentes universos, él vive arriba, y ella mira a lo alto como algo inalcanzable, habiendo visiones muy expresivas desde arriba y desde abajo que marcan emociones fundamentales, con picados y contrapicados, los parques con la Noria del Prater al fondo, la feria con el vagón de tren de viajes fantasma, las cafeterías, esto realzado por la fenomenal fotografía de Franz Planer (“Vacaciones en Roma”, “El motín del Caine” o “Desayuno con diamantes”), jugando con los claroscuros, las sombras, la niebla, la luz difuminada, con suaves y descriptivos movimientos de cámara llamados por el director “deslizamiento de cámara”, con prodigiosos travellings, con cuidados encuadres con multitud de matices de elementos, con luces tras cada ventana (ejemplo la presentación de Stefan con su rostro de perfil encuadrado por la ventanilla de un carruaje), calles iluminadas por la tenue luz de farolas, enfoques que con un mimo resaltan la belleza del rostro de Joan Fontaine. Y todo esto acompañado por la melancólica y bella música de Daniele Amfitheatrof (“Rommel, el Zorro del desierto”), haciendo sobrevolar por el metraje un velo de cuasi-ensueño, oyéndose alguna a través de paredes, hay temas hermosos de Listz, Mozart ("La flauta mágica") y Wagner ("Tanhauser"), realzando el romanticismo. También es reseñable la edición de Ted Kent (“La novia de Frankenstein”), con transiciones elípticas suaves, asimismo destacable es el magnífico vestuario de Travis Banton (“La marca del Zorro”).

Joan Fontaine además de una enternecedora belleza, despliega encanto natural, mundo interior, vulnerabilidad, nostalgia, ilusión, ello con una mirada que derrite, con una dulce voz que desarma, toda una gama de sentimientos que crean empatía con el espectador, además haciendo creíble las diferentes edades por las que la vemos. Louis Jourdan, en su mejor momento físico desborda sex-apple, autoconfianza, elegancia, y entre los dos se establece una tremenda química, dos personas antagonistas en sentimientos, pero que encontraron en una noche de pasión el sentido a sus vidas, aunque él tardó en darse cuenta. Echo en falta secundarios de peso, apenas hay personajes de soporte, todo el foco está en ellos dos.

Momentos recordables: La presentación de la personalidad nihilista de Stefan, a la mañana tiene un duelo, este les espeta a los amigos fríamente <El honor es un lujo que sólo los caballeros pueden tener>, remarcando su cobardía; Tras esto Stefan llega a su piso y su criado le entrega una misteriosa carta, la abre arranca <Cuando leas esta carta, puede que haya muerto...si esta carta llega a tus manos, verás cómo fui tuya sin que tú siquiera supieras que existía>, y no puede parar de leer; La primera (única) noche que pasan juntos Liza y Stefan, ella siempre observándolo embelesada, magnífico el tramo en que toca él el piano, el onírico viaje en un vagón de tren de feria, donde lo que se mueven son los escenarios por mor de un tipo que los despliega con pedaladas de una bici, donde se sugiere tiernamente el primer beso entre los dos, o ese baile en que los dos se quedan solos, maravilloso tramo del amor idealizado;... (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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