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Voto de TOM REGAN:
7
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1,091
Ciencia ficción
Un humilde empleado del centro de tranporte local se alarma cuando descubre que todos los días unos usuarios toman un tren hasta la ciudad que no debería existir. Cuando empieza a investigar por su cuenta, se verá las caras con una realidad alternativa que le fuerza a enfrentarse a las luchas que él mismo libra con su mujer y con su problemático hijo. Adaptación de la historia corta "The Commuter" de Philip K. Dick. (FILMAFFINITY)
18 de mayo de 2020
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
133/18(16/05/20) Sugerente capítulo de la serie creada para Channel Four, dirigido por Tom Harper, con guión de Jack Thorne (“La Materia oscura”), basado (como el propio título de la serie indica) en cuento de ciencia ficción del escritor estadounidense Philip K. Dick , publicado por primera vez en la edición de agosto-septiembre de 1953 de Amazing Stories, que como con gran parte de la obra del novelista indaga sobre los límites difusos de la mente. Es un cautivador relato sobre un tipo ordinario, empleado en una estación de tren, hastiado por la desidia del mundo, acuciado por un hijo esquizofrénico, que un día descubre un lugar idílico donde parece que los problemas se pueden solucionar, Macon Heights, el problema es que el lugar no se sabe si es real o no. Historia que indaga sobre los peligros de ‘Ten cuidado con lo que deseas, lo puedes alcanzar”. Capítulo donde el veterano actor inglés Timothy Spall es el amo y señor de la función con una actuación superlativa de expresividad, en un arco de desarrollo majestuoso, ello adornado por una ambientación notable, donde los rayos de esperanza son nublados por incisivas notas de reflexión cercanas al espíritu de Matrix, en donde debes elegir entre vivir una realidad bucólica-fantasiosa o la dura y cruda realidad, ello abordado con sugestivas notas de lirismo visual. Narración que radiografía el dolor, la angustia, la crisis existencial, el amor puesto contra las cuerdas. Episodio con mucho en común con uno de la serie de culto “Twilight Zone”, me refiero a el episodio 30 de 1960 "A Stop at Willoughby", siendo este posterior a la publicación de K. Dick, supongo que Rod Serling (creador de “la Zona Crepuscular”) tuvo mucha influencia de este relato.
Ed Jacobson es un trabajador ferroviario en la estación de Woking. Su vida empeora cuando su hijo, Sam, comienza a experimentar episodios psicóticos. Cuando vende boletos de tren en el trabajo, una joven llamada Linda pide un boleto a un destino llamado Macon Heights que no figura en ningún mapa. Intrigado, Jacobson toma el tren indicado por Linda, luego sigue a los pasajeros que saltan del tren y caminan hacia una aldea idílica que les proporciona un escape de los traumas de sus vidas. A su regreso a casa, experimenta una realidad alternativa donde su hijo nunca nació. Debe decidir si acepta esta nueva vida o si regresa a Macon Heights y exige a Linda restaure su vida original, incluido su problemático hijo.
Hay una estupenda presentación de protagonista y situación, con Ed Jacobson (Timothy Spall), lo vemos trabajando en la estación de tren de Woking, hay varias set pieces de fastidio (vemos a gente insolidaria y egoísta como un tipo que atasca un retrete, una mujer que es ayudada a bajar el carrito de bebe por unas escaleras se queja de que no hay ascensor, Ed debe reutilizar una bolsa de té de la papelera,...), es llamado por teléfono por su esposa que ajada le dice que vuelva a casa. Vuelve a su casa y tiene a la policía en casa porque su hijo, Sam (correcto Anthony Boyle) con problemas mentales ha molestado a una chica, intenta lidiar con su hijo. Es un tipo oprimido por el mundo un perdedor sin futuro, portador de una media sonrisa que se nota forzada, esto llega a decírselo su esposa. Pero entonces llevado por la curiosidad del encuentro con una misteriosa mujer, Linda (buena Linda), que le habla de un lugar que parece inexistente decide seguir su instinto con unas sencillas indicaciones de la mujer sube al tren a investigar, ve que hay gente que baja del tren en marcha en medio de la nada, él la sigue en un campo y de entre la niebla surge un lugar evocador, que parece anclado en el tiempo. Pequeño pueblo donde la gente es amable, solidaria, comunicativa, con niños felices jugando en el parque. Pero cuando vuelve a casa algo cambia que le navegar en un dilema moral. Primero el cambio supone para Ed un soplo de aire fresco que hace que la sonrisa de Ed se vea natural y verdadera, un halo de alegría que no se sabe su es de falsas apariencias, siendo esto un elemento muy del escritor Dick, el manejo de la mente como algo voluble en los estados de ánimos artificiosos.
Tiene una evolución el capítulo rico en matices, en hacerte reflexionar sobre nuestros problemas, sobre nuestra vida complicada. Indagando en los problemas familiares derivados del hijo esquizofrénico de modo incisivo, para hacernos ver a un protagonista alienado, cansado, y esto nos llega, con lo que sentimos empatía por Ed, con giros con los que nos sentimos conectados con él, lo que lo hace atractivo en su metraje.
Ed Jacobson es un trabajador ferroviario en la estación de Woking. Su vida empeora cuando su hijo, Sam, comienza a experimentar episodios psicóticos. Cuando vende boletos de tren en el trabajo, una joven llamada Linda pide un boleto a un destino llamado Macon Heights que no figura en ningún mapa. Intrigado, Jacobson toma el tren indicado por Linda, luego sigue a los pasajeros que saltan del tren y caminan hacia una aldea idílica que les proporciona un escape de los traumas de sus vidas. A su regreso a casa, experimenta una realidad alternativa donde su hijo nunca nació. Debe decidir si acepta esta nueva vida o si regresa a Macon Heights y exige a Linda restaure su vida original, incluido su problemático hijo.
Hay una estupenda presentación de protagonista y situación, con Ed Jacobson (Timothy Spall), lo vemos trabajando en la estación de tren de Woking, hay varias set pieces de fastidio (vemos a gente insolidaria y egoísta como un tipo que atasca un retrete, una mujer que es ayudada a bajar el carrito de bebe por unas escaleras se queja de que no hay ascensor, Ed debe reutilizar una bolsa de té de la papelera,...), es llamado por teléfono por su esposa que ajada le dice que vuelva a casa. Vuelve a su casa y tiene a la policía en casa porque su hijo, Sam (correcto Anthony Boyle) con problemas mentales ha molestado a una chica, intenta lidiar con su hijo. Es un tipo oprimido por el mundo un perdedor sin futuro, portador de una media sonrisa que se nota forzada, esto llega a decírselo su esposa. Pero entonces llevado por la curiosidad del encuentro con una misteriosa mujer, Linda (buena Linda), que le habla de un lugar que parece inexistente decide seguir su instinto con unas sencillas indicaciones de la mujer sube al tren a investigar, ve que hay gente que baja del tren en marcha en medio de la nada, él la sigue en un campo y de entre la niebla surge un lugar evocador, que parece anclado en el tiempo. Pequeño pueblo donde la gente es amable, solidaria, comunicativa, con niños felices jugando en el parque. Pero cuando vuelve a casa algo cambia que le navegar en un dilema moral. Primero el cambio supone para Ed un soplo de aire fresco que hace que la sonrisa de Ed se vea natural y verdadera, un halo de alegría que no se sabe su es de falsas apariencias, siendo esto un elemento muy del escritor Dick, el manejo de la mente como algo voluble en los estados de ánimos artificiosos.
Tiene una evolución el capítulo rico en matices, en hacerte reflexionar sobre nuestros problemas, sobre nuestra vida complicada. Indagando en los problemas familiares derivados del hijo esquizofrénico de modo incisivo, para hacernos ver a un protagonista alienado, cansado, y esto nos llega, con lo que sentimos empatía por Ed, con giros con los que nos sentimos conectados con él, lo que lo hace atractivo en su metraje.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En el tramo final Ed desea volver a estar con su hijo esquizofrénico. Linda le pregunta qué tiene de bueno la realidad, él responde que “Hubo momentos de alegría. Hubo momentos de increíble felicidad. Cuando Sam era feliz, había alegría". Ed ha comenzado a enfrentar el trauma de su familia y está comenzando a ver la alegría entre el dolor. Este es el primer paso para aceptar lo que es, no lo que debería ser. Linda lo desafía con lo que será el futuro de Ed si Sam es restaurado: "Puedo decirte que su historia se pondrá cada vez más triste... Te romperá y romperá a tu esposa". Él irá a la cárcel. Hará cosas terribles. Harás cosas terribles. Todos ustedes serán tan infelices". Ed acepta el desafío: “Entonces esa también debería ser mi historia... así es como será. Tuvimos un hijo, me gustaría que volviera. Esto es amor. Él es lo que yo hice, nosotros lo hicimos... Quiero ver a mi hijo crecer como hombre". Cuando Ed llega a casa, Sam lo está esperando en la cocina medio oscura como si nada hubiera pasado, la sonrisa en el rostro de Ed es veraz, el hijo pregunta quien es, Ed responde: "Soy solo yo".
Final literario: La investigación posterior revela que la ciudad casi existió. Durante una reunión de planificación, se eliminó su existencia por poco, y la estrechez de este voto se refleja directamente en la naturaleza efímera de la ciudad.
Macon Heights se rebela al final como una fachada henchida de acartonada felicidad, donde tras esta fachada anidan traumas, como en todo el mundo, viniendo a decir el minutaje que la felicidad es una utopía, y que siempre es mejor jugar con las cartas que nos han tocado. Yo realmente no sé lo que hubiera hecho si hubiera sido Ed. Fuerza y honor!!!
Final literario: La investigación posterior revela que la ciudad casi existió. Durante una reunión de planificación, se eliminó su existencia por poco, y la estrechez de este voto se refleja directamente en la naturaleza efímera de la ciudad.
Macon Heights se rebela al final como una fachada henchida de acartonada felicidad, donde tras esta fachada anidan traumas, como en todo el mundo, viniendo a decir el minutaje que la felicidad es una utopía, y que siempre es mejor jugar con las cartas que nos han tocado. Yo realmente no sé lo que hubiera hecho si hubiera sido Ed. Fuerza y honor!!!