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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
7
Thriller. Comedia. Drama Unión Soviética, 1984. El cansancio del régimen es palpable y el rigor de tiempos pasados empieza a relajarse. Falta sólo un año para que Gorbachov llegue al poder e inicie la Perestroika. En una ciudad de provincias, la hija de un importante miembro del partido desaparece tras acudir a una fiesta en un club. Nadie ha visto nada, no hay una sola pista ni un solo sospechoso al que acusar. Ese mismo día, en una casa aislada se comete un ... [+]
9 de marzo de 2024
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
49/18(17/02/24) Perturbador film ruso dirigido y guionizado por Alekséi Balabánov, un thriller agrio, con toques malsanos de humor que te dejan mal cuerpo, un retrato putrefacto de la sociedad soviética cuando se cernía ya el colapso que provocó la llegada al poder de Gorbachov y su Perestroika. La acción se desarrolla durante la culminación de la guerra soviética en Afganistán en 1984. El título alude al número de muertos de esta guerra que cargaba un avión militar. Los desembarcaban de 200 en 200 y se calcula que la URSS tuvo alrededor de 15 mil bajas metidas en ataúdes de zinc en esa guerra considerada El Vietnam soviético, maravillosa en este sentido la escena en que vemos llegar los ataúdes y en estos mismos aviones se montan los jóvenes que van al matadero centroasiático. Es un lienzo desolador de una sociedad enferma de corrupción, un descenso a lo peor de la naturaleza humana, un desarrollo con trazos al cine de terror, donde hay cabida para los abusos de poder, asesinatos, violaciones, ejecuciones, secuestros, todo ello de la forma más brutal, para un sub mundo poblado por seres patéticos, miserables, dementes, seres presos de lo peor de sus bajos instintos. Obra que te deja mal cuerpo, te provoca incomodidad en sus situaciones aberrantes muchísimas de ellas.

Asistimos al derrumbe del monolítico régimen soviético ser miembro preminente del Partido Comunista ya carecía del poder de antaño. Los jóvenes, los políticos, la policía, la justicia (lo del juicio farsa sumarísimo, y como se ejecuta la sentencia es aberrante), el ejército estaban ‘sembrados’ de podredumbre moral. Ser parte del apparatchik ya no rentaba, los jóvenes ya no tenían de referentes a estos (lo veían como parte de la decoración chic, como demuestra la camiseta del joven Valera), veían el vellocino de oro en los negocios espurios (las destilerías clandestinas o el tráfico ilegal de pieles; las mafias floreciendo en Rusia), y estos serán más tarde los oligarcas de hoy día.

Película de una sordidez seca, que muestra la grieta generacional entre la vieja guardia bolchevique y los advenedizos jóvenes, estos se mueven por el estilo de vida occidental (estadounidense), su vestimenta, las discotecas, la música rock frente al folk tradicional ruso. En este sentido es aleccionador el inicio, donde dos hermanos de mediana edad, uno coronel del ejército, el otro profesor de ateísmo científico en una universidad marxista leninista, comen lo que ha llevado el segundo, discutiendo sobre la actitud irrespetuosa de los jóvenes. Ven llegar a la hija del coronel con su novio Valera, este viste con jeans y chupa de cuero, el militar comenta que gana más que el en sus trapicheos, luego vemos al jovenzuelo melenudo hablar con displicencia a estos mayores del apparatchik.

Es un film donde el hilo conductor es disperso, solo parece interesado Balabanov en mostrarnos una radiografía ácida y maloliente de este tiempo y lugar como epítome de toda la URSS, proyectarnos un estado de ánimo edificado sobre el feísmo, en el marco de la crisis de referentes morales soviética, un reflejo de la decadencia de un Imperio que se autodestruye. Nos pasean, gracias a la climática fotografía de Aleksandr Simonov (“Paraíso” o “El cartero de las noches blancas”) por paisajes ocres-macilentos para hacernos sentir en los 80, exteriores donde nunca se ve el sol, solo cielos grisáceos, interiores con poca luz, ello en el mugriento cuasi ruinoso escenario de la ciudad industrial de Leninsk, edificios colmenas asquerosos, cochambrosos, con el horizonte de fábricas, autos antiguos que se estropean, discotecas clandestinas en naves abandonadas de paredes desconchadas, donde nadie quiere hacerse cargo de los féretros de los caídos por la URSS en Afganistán. Los jóvenes queman sus penas en alcohol prohibido.

Un juego perverso donde se interconectan los dos mencionados apparatchik, un advenedizo joven oportunista y cobarde, un corrupto policía secuestrador y violador, una infortunada joven, un pobre vietnamita, un traficante de vodka ilegal, una madre atolondrada por los programas de tv (seguramente el director pretende criticar este opio del pueblo con programas atontadores), y hasta un cadáver heroico que en un giro perturbador se convierte en un pelele con ínfulas necrófilas. Y con ello lanzando un torpedo contra el patriotismo ruso, es desolador este tramo en que sacan al muerto en la guerra de su ataúd como si fuera una lata de sardinas y ver como lo tiran junto a una mujer violada es de los momentos que te hacen incomodar y removerte.

Hay incluso lugar para que se diserte sobre la existencia o no de Dios, ello en un debate extraño (es decir poco) entre un profesor de ateísmo que se emborracha con vodka, y el traficante de alcohol ilegal creyente que limpia su escopeta, este sueña con crear una comunidad granjera utópica, mostrando en el choque de ideas la grieta existente en Rusia entre las ciudades más manipulables por el estado soviético frente a la ruralidad más hermética y tradicionalista con su fe religiosa arraigada.

Balabánov construye un film adusto plagado, edificando una tensión y violencia latente que termina explotando en varios crueles escenas. Epítome de esto es el tramo en la cabaña de los ‘vodkaleros’. Como por casualidad (esta licencia es complicado de otorgársela en como juega el azar de modo singular como poco) primero llega allí el mencionado profesor de ateísmo. Pero también llega el novio de su sobrina a comprar vodka ilegal, dejando muestras del alcoholismo innato de los rusos, esto primero lo exponen en una escena de humor negro cuando el joven alardea de como se bebe vodka como un hombre y conforme lo hace cae desvanecido por el vodka al suelo. Lo malo es que el joven llevaba en su auto a una chica, la hija de un alto mandatario político ruso, esta aterrorizada por ser acosada en el coche por un tipo va pedir ayuda a la granja, allí su pareja está en el suelo desmayado... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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