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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Comedia. Intriga Años cuarenta. C.W. Briggs (Woody Allen), considerado el mejor investigador de una compañía de seguros de Nueva York, se lleva fatal con Betty Ann (Helen Hunt), una implacable ejecutiva que ha venido a optimizar los recursos de la compañía y que, además, está liada con el jefe (Dan Aykroyd). Para celebrar un cumpleaños, los empleados de la empresa acuden a ver un espectáculo de magia, en el que C.W. y Betty Ann se someten a una sesión ... [+]
15 de agosto de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
165/03(06/08/18) Divertida comedia con ínfulas de homenaje al cine negro de su época dorada del gafotas de Brookly, escrita, dirigida y protagonizada por Woody Allen. Contiene elementos propios del género mencionado, un agente de seguros (como el protagonista de “Perdición”), una femme fatale (Charlize Theron emulando un cruce sensual entre la Bacal y Lake), trama policía enmarcada en los años 40, asimismo se hacen guiños a otros clásicos, efluvios al “Apartamento” de Wilder empezando por el nombre del protagonista de fonética parecida, C.W. Briggs es el wilderiano y CC Baxter el alleniano, los dos trabajan en una compañía de seguros, y los dos se relacionan con una mujer que tiene un affaire con su jefe casado. Allen despliega en esta cinta menor en su filmografía simplicidad narrativa, lejos de las complejidades y ambigüedades que le han elevado al Olimpo del Séptimo Arte, aquí no hay atisbo de existencialismo, nihilismo, pesimismo congénito, reflexiones morales, o conflictos espirituales, aquí Woody derrocha comicidad, bufonería, pero sin llegar lo pasado de vueltas de su pasado (ejemplos Toma el dinero y corre, Bananas, o El dormilón), sobre en todo en unos diálogos mordaces y puntiagudos, quedando un plácido metraje, ágil, con momentos y ententes que rozan la brillantez, sobre todo en los duelos Hunt vs Allen, que resultan altamente chispeantes y refrescantes en sus ganas de emular la clásica lucha de sexos que lustraron parejas clásicas como Cary & Hepburn, Hepburn & Tracy, Bacal & Bogart, etc, derivando en jocosos enfrentamientos típicos del screw-ball, rociando el desarrollo de frases de las que se te quedan en su poder de arraigo ingenioso. Pero (hay peros) todo se siente como un producto en base a set-pieces, donde la trama detectivesca es de los más simplona y débil, pura morralla, esto lastra en varias ocasiones la película, sientes que tiene ese poder de fascinación con la verbalidad ácida, pero en esta ocasión no ha dado un fondo sobre el que tejer con solidez su relato, llegando a un epílogo indigno del Allen que normalmente conocemos, lo digo por su poca valentía y acomodaticio empeño de darnos algo blandito, esponjoso y poca sustancia. Tampoco ayuda que él mismo se haya regalado el rol de protagonista y con ello tengamos que comulgar con ruedas de molino y tenernos que creer que todas las mujeres a su alrededor caigan rendidas a sus pies, denota un narcisismo galopante, y una ceguera solo propia de los tópicos roles que encarna. Es una cinta con chistes zigzagueantes fenomenales, pero cuando acaba tienes una sensación de ser el postre y no haber tomado el primer y segundo plato con algo de alimento.
Film en que Allen vuelve a idealizar la primera mitad del SXX, como ya ha hecho en varias ocasiones (Días de radio, La Rosa Purpura del Cairo, o Balas sobre Broadway), sabe darle ritmo constante al minutaje, dosifica con habilidad los momentos de humor, ella provocada por los diálogos, pero exento el slapstick que tan buenos resultados le ha dado al neoyorkino en otras ocasiones, aquí prima la palabra y las guerras dialécticas cual dardos envenenados se suceden, con cinismo, ironía, dobles sentidos, hirientes, hilarantes,… Siendo el corazón del film la contraposición de caracteres entre el progreso y modernización encarnado en la Fitzgerald, ejemplo de mujer emprendedora, inteligente, valerosa, innovadora, frente a ella el símbolo del conservadurismo encarnado en CW, guardián de las viejas costumbres, de los antiguos métodos, de las tradiciones, temeroso de intromisiones le hagan cambiar sus dogmas de comportamiento, este es el gran pilar de la película, al que se le puede sumar la centelleante presencia de esa mujer fatal encarnada en Charlize Theron. El resto son adornos que no son suficientes a dar empaque a este endeble argumento, donde se recurre a modo de sal gorda a la hipnosis para una trama criminal inane y estúpida, que cada vez que aparece chirría más que el tren sobre el Rio Kwai descarrilando.

Woody Allen encarna a un detective de una agencia de seguros, chapado a la antigua, tipo inteligente, paranoico, intuitivo, cínico, ocurrente, que choca visceralmente con una gestora de la empresa, encarnada por una electrizante Helen Hunt con la que mantiene duelos de misiles poderosos propios de batallas épicas. Da bien con el papel hasta que es estridente al rizar el rizo y tengamos que ver que las bellas mujeres se mueren por sus gafas y escuchimizado cuerpo de sesentón (y los aparenta por mucho), entonces descarrila; Helen Hunt está magnífica, luminosa, carismática, con un don de la palabra espectacular, arrollando en cada aparición a Allen, con réplicas y contra-réplicas tremebundas, siempre con el “boomerang oral” adecuado en cada ocasión, formidable encarnación, lástima que sea en un film con tan poco peso y alma; Charlize Theron sobresale en apenas dos intervenciones por el modo de emular a las clásicas mujeres fatales del cien, esas que cual mantis seducen y embrujan con su cuerpo sensual en movimiento, esto si que es hipnosis y no lo de Voltan; Resto de elenco resultan difusos y sin nada que sumar, Dan Aykroyd hace lo que puede con un rol plano, si acaso destacaré al secundario como Wallace Shawn en el papel de un amigo de CW, por los recuerdos que trae de su épico papel de Vizzini en “La princesa prometida” (1987).

La puesta en escena resulta bastante de interiores, pero muy cuidada, creando una ambientación muy de los 40, gracias al gran trabajo del diseñador de producción fetiche de Allen, Santo Loquasto (“Zelig”), con las oficinas de la compañía de seguros, el apartamentucho de Allen, o el club del hipnotista, sumando el mimado vestuario de Suzanne McCabe (“Granujas de medio pelo”), recrea una atmósfera genuina, maximizada por la cinematografía del chino Zhao Fei (“La linterna roja”), con un notable manejo de la iluminación, con tenues colores que sin ser b/n dan vigor sombrío a las escenas casi todas con luz artificial;... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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