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Voto de TOM REGAN:
8
7.7
27,657
Ciencia ficción. Drama
California, 1987. San Junipero es un divertido destino de vacaciones lleno de sol, surf y sexo. Yorkie (Mackenzie Davis) y Kelly (Gugu Mbatha-Raw) son dos chicas que acaban de llegar, esperando que su estancia les proporcione diversión y algún cambio en sus vidas. Multitud de jóvenes se divierten bailando en las discos de moda. Pero para algunos de los visitantes de San Junipero, en cambio, la medianoche es una hora importante en la que algo sucede. (FILMAFFINITY) [+]
6 de noviembre de 2016
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
205/21(31/10/16) Estremecedor episodio de la antológica serie creada por el británico Charlie Brooker, ha cambiado de cadena, de la británica Channel 4 a la estadounidense Netflix, pero su mordacidad, ironía, acidez y visión inquieta sobre el impacto de las nuevas tecnologías en nuestra sociedad sigue intacto, por lo menos en lo que se refiere a su primer capítulo “caída en picado”. Para el que no la conozca, es una serie de antología, capítulos independientes autoconclusivos, con diferentes tramas, diferentes géneros, diferentes actores y personajes, diferente ambientación, e incluso abordando diferente franjas temporales, pero todas con el nexo de unión de cómo la nueva era tecnológica puede ser pervertida haciéndonos menos humanos. Este emocional capítulo está dirigido por Owen Harris (director del también muy conmovedor episodio de la segunda temporada “Be right back”), guionizado por el propio Brooker, ahonda en los límites del amor, en la idealización extrema de los sueños, en superar las barreras trascendentales de la vida.
Arranca en una noche lluviosa de 1987, en la turística ciudad de San Junipero, Yorkie (Mackenzie Davis) es una chica que pasea tímidamente por la urbe, en un club tiene un encuentro casual con Kelly (Gugu Mbatha-Raw), una extrovertida chica que intenta deshacerse de un “moscón”, comenzando entre las dos una relación de amistad que termina yendo a más. Hay incógnitas por el camino, como que a las 0:00 de la noche tengan que separarse, o que pase una semana entre encuentro y encuentro.
Este es un singular capítulo en la serie, desconcierta por acontecer mayormente en el pasado, en la década de los 80, extraño en “Black Mirror” que acontece en el presente o en el futuro, te atrapa en este sugestivo artificio, pues sabes que debe haber un giro que de sentido al leit-motive de la serie. En el núcleo es básicamente un melodrama romántico donde el giro sorpresa no llega a ser lo importante, si no su poderosa historia de amor atemporal, no quiero hablar de sus influencias aquí para no desvelar spoiler, lo haga en la susodicha zona spoiler, cinta que delinea un desarrollo en increscendo dramático que te engancha por la pasión que impregna los fotogramas, por lo bien que entreteje esta historia de amores prohibidos en un edénico lugar, amor entre dos personas con caracteres opuestos que deben superar las diferentes barreras que la sociedad y la biología les imponen como un corsé, de cómo sus personalidades colisionan por estas dificultades, tratando con calado emocional temas universales como los amores tabúes, el peso del pasado, los prejuicios reaccionarios de las sociedades, el inexorable paso del tiempo a la vejez, sobre la idealización física de la felicidad, las frustraciones personales, el espíritu indomable de la libertad personal, sobre los sacrificios, o la trascendencia existencial-metafísica de la vida-muerte. Un relato embestido de una trémula nostalgia, que cuando se destapa la realidad nos sacude de modo melancólico empatizando aún más con la pareja de enamorados, tomando nuevo sentido en nuestra memoria muchos de los diálogos escuchados hasta entonces, redoblando su sentido neurálgico. Relato de gran intensidad emocional, con una estructura incisiva, con una ambientación festiva-ochentera punzante, con el vestuario, los clubs de luces de neón, y sobre todo la fenomenal galería de temas pop alusivos a la década, ello te involucra en una deliciosa inmersión en este tiempo (sobre todo a los que la hemos vivido).
Como casi siempre en la serie Brooker nos ofrece y provoca dilemas morales, en este caso nos hace reflexionar sobre lo que haríamos nostros siu estuviéramos en el lugar de estas dos mujeres, no puedo hablar más para no spoilear.
Mackenzie Davis como Yorkie da un rendimiento excelente , con un arco de desarrollo estremecedor, de la timidez y taciturnidad del inicio a la chica que es al final, actuación de profundidad que con su mirada y lenguaje gestual da a entender su aparente asocialidad, que nos hará entender por qué, expresando gran gama de sentimientos sensibles. Gugu Mbatha-Raw como Kelly está sobresaliente, emitiendo espontaneidad, alegría, frescura, don de gentes, con una sonrisa magnética, desbordando vitalidad, y entre las dos surge una espléndida química, fluyendo entre el binomio gradualmente y de modo natural un amor incorruptible. No hay secundarios con peso.
La puesta en escena resulta maravillosa, con un notable diseño de prodición de Joel Collins (“Guía del autoestopista galáctico”, “Objetivo Londres” o “Black Mirror: Nosedive”), Rodándose íntegramente en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), en Camps Bay para recrear la ciudad de San Junipero (su calles, edificios, clubs, autos, salones recreativos, el bizarro club, etc) y en Helderberg Nature Preserve, para la clínica. Esto magnificado por la estupenda fotografía de Gutav Danielson (“Black Mirror: Be right back”), atomizando las luces de neón nocturnas, los patinados ochenteros, tomas simbólicas, ejemplo el guió a “De aquí a la eternidad” cuando para una alegoría de relación sexual la cámara hace un fuera de campo y enfoca unas olas de mar rompiendo contra la playa (a buen entendedor...). La música es del maestro Clint Mansell (“Réquiem por un sueño” o “Cisne Negro”), que palidece ante la arrolladora galería de temas pop ochenteros, destaca el poderío de Netflix (por comprar los derechos) con un excelso repertorio, como “Walk Like an Egyptian” de The Bangles, “Girlfriend In A Coma” de The Smiths, “Don't You (Forget About Me)” de Simple Minds, “Addicted To Love Performed” de Robert Palmer, “Wishing Well” de Terence Trent D'Arby, “Need You Tonight” de INXS, “Ironic” de Alanis Morissette, “Can't Get You Out Of My Head” de Kylie Minogue, o el que da un turbador broche final al episodio, alegórico al relato, “Heaven Is A Place On Earth” de Belinda Carlisle, memorable.
Arranca en una noche lluviosa de 1987, en la turística ciudad de San Junipero, Yorkie (Mackenzie Davis) es una chica que pasea tímidamente por la urbe, en un club tiene un encuentro casual con Kelly (Gugu Mbatha-Raw), una extrovertida chica que intenta deshacerse de un “moscón”, comenzando entre las dos una relación de amistad que termina yendo a más. Hay incógnitas por el camino, como que a las 0:00 de la noche tengan que separarse, o que pase una semana entre encuentro y encuentro.
Este es un singular capítulo en la serie, desconcierta por acontecer mayormente en el pasado, en la década de los 80, extraño en “Black Mirror” que acontece en el presente o en el futuro, te atrapa en este sugestivo artificio, pues sabes que debe haber un giro que de sentido al leit-motive de la serie. En el núcleo es básicamente un melodrama romántico donde el giro sorpresa no llega a ser lo importante, si no su poderosa historia de amor atemporal, no quiero hablar de sus influencias aquí para no desvelar spoiler, lo haga en la susodicha zona spoiler, cinta que delinea un desarrollo en increscendo dramático que te engancha por la pasión que impregna los fotogramas, por lo bien que entreteje esta historia de amores prohibidos en un edénico lugar, amor entre dos personas con caracteres opuestos que deben superar las diferentes barreras que la sociedad y la biología les imponen como un corsé, de cómo sus personalidades colisionan por estas dificultades, tratando con calado emocional temas universales como los amores tabúes, el peso del pasado, los prejuicios reaccionarios de las sociedades, el inexorable paso del tiempo a la vejez, sobre la idealización física de la felicidad, las frustraciones personales, el espíritu indomable de la libertad personal, sobre los sacrificios, o la trascendencia existencial-metafísica de la vida-muerte. Un relato embestido de una trémula nostalgia, que cuando se destapa la realidad nos sacude de modo melancólico empatizando aún más con la pareja de enamorados, tomando nuevo sentido en nuestra memoria muchos de los diálogos escuchados hasta entonces, redoblando su sentido neurálgico. Relato de gran intensidad emocional, con una estructura incisiva, con una ambientación festiva-ochentera punzante, con el vestuario, los clubs de luces de neón, y sobre todo la fenomenal galería de temas pop alusivos a la década, ello te involucra en una deliciosa inmersión en este tiempo (sobre todo a los que la hemos vivido).
Como casi siempre en la serie Brooker nos ofrece y provoca dilemas morales, en este caso nos hace reflexionar sobre lo que haríamos nostros siu estuviéramos en el lugar de estas dos mujeres, no puedo hablar más para no spoilear.
Mackenzie Davis como Yorkie da un rendimiento excelente , con un arco de desarrollo estremecedor, de la timidez y taciturnidad del inicio a la chica que es al final, actuación de profundidad que con su mirada y lenguaje gestual da a entender su aparente asocialidad, que nos hará entender por qué, expresando gran gama de sentimientos sensibles. Gugu Mbatha-Raw como Kelly está sobresaliente, emitiendo espontaneidad, alegría, frescura, don de gentes, con una sonrisa magnética, desbordando vitalidad, y entre las dos surge una espléndida química, fluyendo entre el binomio gradualmente y de modo natural un amor incorruptible. No hay secundarios con peso.
La puesta en escena resulta maravillosa, con un notable diseño de prodición de Joel Collins (“Guía del autoestopista galáctico”, “Objetivo Londres” o “Black Mirror: Nosedive”), Rodándose íntegramente en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), en Camps Bay para recrear la ciudad de San Junipero (su calles, edificios, clubs, autos, salones recreativos, el bizarro club, etc) y en Helderberg Nature Preserve, para la clínica. Esto magnificado por la estupenda fotografía de Gutav Danielson (“Black Mirror: Be right back”), atomizando las luces de neón nocturnas, los patinados ochenteros, tomas simbólicas, ejemplo el guió a “De aquí a la eternidad” cuando para una alegoría de relación sexual la cámara hace un fuera de campo y enfoca unas olas de mar rompiendo contra la playa (a buen entendedor...). La música es del maestro Clint Mansell (“Réquiem por un sueño” o “Cisne Negro”), que palidece ante la arrolladora galería de temas pop ochenteros, destaca el poderío de Netflix (por comprar los derechos) con un excelso repertorio, como “Walk Like an Egyptian” de The Bangles, “Girlfriend In A Coma” de The Smiths, “Don't You (Forget About Me)” de Simple Minds, “Addicted To Love Performed” de Robert Palmer, “Wishing Well” de Terence Trent D'Arby, “Need You Tonight” de INXS, “Ironic” de Alanis Morissette, “Can't Get You Out Of My Head” de Kylie Minogue, o el que da un turbador broche final al episodio, alegórico al relato, “Heaven Is A Place On Earth” de Belinda Carlisle, memorable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Sobresale el hecho de que la serie suele dejarnos un regusto amargo en sus desenlaces, desesperanzador para la Condición Humana cuando se suma el lado pernicioso de la tecnología, aquí se nos da una opción positiva de los avances biotecnológicos. Este “San Junipero” en su final deja un sabor dulce sobre cómo a pesar de las diferencias y dificultades, y tras una primera negativa de Kelly, a la conclusión, con el electrizante “Heaven Is A Place On Earth” de Belinda Carlisle, de fondo las vemos en un descapotable surcar una carrera a gran velocidad , desparramando las dos jolgorio y felicidad, con los brazos en alto, imposible no recordar paralelismos con escenas de “Thelma & Louise”.
Momentos recordables: El sorprendente inicio en los 80, con el paseo con Yorkie por San Junipero, con su posterior encuentro casual con Kelly, y como esta sutilmente le hace ver que siente deseo por ella, aturdiendo en un mar de dudas a Yorkie que huye; Una semana después Yorkie espiando a Kelly que está en una disco con un tipo, Kelly va al servicio y Yorkie la sigue y le descubre sus deseos, explotando su relación, desembocando en la cama de Kelly en su vivienda junto al mar; La bajada a los infiernos de Yorkie buscando a Kelly en un bizarro club; El absorbente fundido a negro en que veremos quienes realmente físicamente Yorkie y Kelly, dos ancianas, una en coma y la otra inválida; La charla que las dos tienen en san Junipero en que Kelly le cuenta sus problemas sentimentales con su marido e hijos, por lo que no quiere traicionarlos y quedarse en este Edén mental; El ya mencionado final con las dos amantes surcando en libertad y felicidad la carretera en un descapotable.
Queda una propuesta que bebe claramente del genial novelista de ciencia ficción Philip K. Dick, con su obra “UBIK”, por lo de moribundos “viviendo” en mundos paralelos ficticios, también de “Matrix” por lo de las vidas virtuales, cosa que también hace algo similar en otro episodio de esta temporada, “Playtest”, asimismo tiene efluvios al especial “Black Mirror: White Christmas”, donde se juega también con las realidades virtuales, con dos tipos encerrados en una cabaña en medio del monte nevado, en realidad es una experiencia virtual. Por cierto, espero que la ciencia avance rápido para que este “vaticinio” de Charlie Brooker se haga realidad antes de que llegue mi momento, y poder aprovecharme para tras este prólogo de la muerte llamado vida, sea desarrollado en mi Paraíso particular con la gente que quiero, esto si sería el Cielo y no el que nos quieren vender las religiones.
Notable capítulo que sigue poniendo el listón alto a los siguientes de “Black Mirror”. Fuerza y honor!!!
Momentos recordables: El sorprendente inicio en los 80, con el paseo con Yorkie por San Junipero, con su posterior encuentro casual con Kelly, y como esta sutilmente le hace ver que siente deseo por ella, aturdiendo en un mar de dudas a Yorkie que huye; Una semana después Yorkie espiando a Kelly que está en una disco con un tipo, Kelly va al servicio y Yorkie la sigue y le descubre sus deseos, explotando su relación, desembocando en la cama de Kelly en su vivienda junto al mar; La bajada a los infiernos de Yorkie buscando a Kelly en un bizarro club; El absorbente fundido a negro en que veremos quienes realmente físicamente Yorkie y Kelly, dos ancianas, una en coma y la otra inválida; La charla que las dos tienen en san Junipero en que Kelly le cuenta sus problemas sentimentales con su marido e hijos, por lo que no quiere traicionarlos y quedarse en este Edén mental; El ya mencionado final con las dos amantes surcando en libertad y felicidad la carretera en un descapotable.
Queda una propuesta que bebe claramente del genial novelista de ciencia ficción Philip K. Dick, con su obra “UBIK”, por lo de moribundos “viviendo” en mundos paralelos ficticios, también de “Matrix” por lo de las vidas virtuales, cosa que también hace algo similar en otro episodio de esta temporada, “Playtest”, asimismo tiene efluvios al especial “Black Mirror: White Christmas”, donde se juega también con las realidades virtuales, con dos tipos encerrados en una cabaña en medio del monte nevado, en realidad es una experiencia virtual. Por cierto, espero que la ciencia avance rápido para que este “vaticinio” de Charlie Brooker se haga realidad antes de que llegue mi momento, y poder aprovecharme para tras este prólogo de la muerte llamado vida, sea desarrollado en mi Paraíso particular con la gente que quiero, esto si sería el Cielo y no el que nos quieren vender las religiones.
Notable capítulo que sigue poniendo el listón alto a los siguientes de “Black Mirror”. Fuerza y honor!!!