133/08(10/09/14)Tras 4 años de ausencia el indestructible Jack Bauer multisalvador del mundo y azote de terroristas, corruptos y traidores a su patria vuelve ante una nueva amenaza planetaria que pondrá en peligro nuestra frágil existencia, y mi veredicto es que cuando algo está ya tan explotado, tan exprimido, tan manoseado, mejor se hubiera quedado en algún retiro dorado tomando el sol, pero es que quizás estaba un poco cansado de cuidar en su universo paralelo “Touch” a su repelente hijo autista y ha pensado era mejor enfrentarse villanos perversos que a un niño siempre haciendo numeritos y más numeritos que luego hay que descifrar, con lo pesadito que resulta.

En esta temporada la acción arranca 4 años después de la última temporada, la octava, el escenario es Londres arranca a las 11:00 y acabará a las 11:00 de la mañana siguiente, aunque con una elipsis (algo nuevo) de las 23:00 a las 11:00. Durante la visita del presidente de los USA James Heller (buen William Devane), en la anterior temporada era Secretario de Defensa, se encuentra en la capital británica para llegar a un acuerdo con el presidente de UK Alastair Davies (buen Stephen Fry) sobre el uso de los drones (aviones no tripulados), Heller además tiene principio de alzheimer, el jefe de gabinete de Heller es Mark Boudreau (buen Tate Donovan) que está allí con su esposa Audrey (correcta Kim Raver), ella tuvo en el pasado un affaire con Jack Bauer (buen Kiefer Sutherland). El equipo de la CIA que actúa de forma encubierta en Londres, dirigido por Steve Navarro (correcto Benjamin Bratt), detecta a Jack Bauer en la urbe (buscado por traidor), tras una gran persecución consiguen atraparlo. Pero tras esta aparición esta la investigación por parte de Bauer de un complot de hackers para hacerse con unos drones para acometer un gran atentado. En la historia tendrán importancia la sempiterna compañera de Bauer, Chloe O’Brian (inexpresiva Mary Lynn Rajskub), está vez con look gótico y metida en un grupo de espías cibernéticos, comandados por Adrian Cross (buen Michael Wincott), especie de Julian Assange, está Kate Morgan (correcta Yvonne Strahovski), agente de la CIA a la que van a relegar por que su marido ha sido condenado por traidor a USA, está Margot Al-Harazi (buena Michelle Fairley), terrorista que pone en jaque al presidente Heller con su siniestro plan, está Simone (correcta Emily Berrington), Derrick Yates (inane Joseph Milson), experto informático que vende sus conocimientos a Margot, está Cheng Zhi (intrascendente Tzi Ma) terrorista chino que anhela una guerra mundial.

Esta enésima temporada aporta nada nuevo, pretenden que al ser Londres el escenario parezca le han dado un lavado de imagen y este artificio aporta poco por no decir nada, solo el tramo del estadio Wimbledon nos hace sentir que estamos en la urbe, por lo demás sigue los mismos esquemas de las sesiones anteriores, agencia antiterrorista sumida en una especie de bunker multicristalizada donde nunca entra el sol, las clásicas desconfianzas hacia Bauer y sus métodos, siempre hay un traidor en la agencia, siempre habrá afán vengador de Bauer, siempre habrá un topo, siempre está un presidente USA amenazado, y en su gabinete habrá otro traidor, siempre está Cloe O’Brien son sus mente preclara para el manejo de ordenadores, habrá terroristas que pondrán en jaque la estabilidad mundial, siempre con algún hacker superdotado, siempre alguna disensión entre los villanos, algún que otro sacrificio, y luego está la sempiterna puesta en escena trepidante, reloj digital que marca la hora cual martillo pilón mientras pantalla se divide en varias diferentes escenarios de tensión creciente, y esto adornado por la tensa música de Sean Callery (“Homeland”), con un montaje enérgico, esto quedaba bien en las primeras temporadas tras tantísimos capítulos deberían haberse renovado aunque solo sea un poquito, no basta con la apreciable maniobra de reducir las 24 horas (24 capítulos a 12), aunque se agradece no estiren tanto como en otras sesiones con subtramas elásticas que rozaban el insulto a la inteligencia. Me ha sido una decepción encontrarme con nada sugestivo, sin ser peor que las últimas temporadas tampoco eleva el nivel, hay series que es mejor acabarlas con dignidad, llegando a parecer que estamos en un funeral con un muerto y nadie se decide a enterrarlo y comienza a oler.

La serie pretende aportar actualidad tocando dos temas bastante con nuestro tiempo, uno sería Wikileaks, con Julian Assange en cabeza, aquí el emulo es Adrian Cross con su equipo de hackers dispuestos a desenmascarar los males ocultos de los estados, no dejándolos en muy buen lugar, pues los expone como ilusos con una conciencia volátil. La otra referencia actuales el pujante uso de los drones por parte de USA, los aviones no tripulados de los que oímos hablar constantemente en los telediarios utilizados en las guerras de Irak, Afganistan o Siria, poniendo el acento en el peligro que entraña que sean controlados por terroristas. Hay otra referencia algo que podría suceder, aunque esta no es actual, es el riesgo de que un gerifalte con poder sobre “el botón rojo” pueda sufrir alguna enfermedad mental, en este caso alzhéimer, esto no estuvo lejos de suceder con Ronald Reagan, que poco tiempo después de dejar el poder lo padeció, hay quien ha llegado a especular que ya durante el final de su mandato tuvo ramalazos, lo malo es que esto es tocado de modo pueril en la serie, se comenta, sobrevuela la historia pero es un recurso sin peso, me queda forzado y rozando peligrosamente la trivialización. (continua en spoiler sin)