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Voto de TOM REGAN:
7
6.3
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Drama. Thriller
En el verano de 1960, en la desolada región de la Patagonia, un médico alemán (Alex Brendemühl) conoce a una familia argentina y se une a ellos para seguir la ruta del desierto en caravana. La familia hace renacer en él todas sus obsesiones por la pureza y la perfección. En especial Lilith, una niña casi adolescente con un cuerpo demasiado pequeño para su edad. La fascinación es mutua; en pleno despertar sexual, Lilith siente una ... [+]
8 de julio de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
76/17(29/05/14) Sugestivo film argentino dirigido por la también novelista Lucia Puenzo que adapta su propio libro, aborda de un modo turbador una telaraña de temas como el despertar de la inocencia, la búsqueda de la perfección, la maldad sibilina, la complicidad argentina en acoger criminales nazis tras la guerra, ello en el hermoso marco del Parque Nacional de Nahuel Huapi. Lucia coge un hecho real como fue que el Dr. Mengele residió en Argentina durante un tiempo, y lo mezcla con una ficción, la de cómo se mezcló con una familia y como dejó su pérfido rastro sobre ella.
Verano de 1960, una familia argentina, el padre Enzo (buen Diego Peretti), aficionado a construir muñecas, la madre embarazada de gemelos Eva (buena natalia Oreiro), de ascendencia alemana, la hija de 12 años Lilith (encantadora Florencia Bado), aparenta 9 por problemas de crecimiento, y el hijo Tomás (correcto Alan Daicz), van en coche camino a Bariloche (Patagonia), en una parada conocen a un médico alemán (buen Àlex Brendemühl), que va en su misma dirección, el elegante y educado doctor germano queda prendado por Lilith, por sus rasgos perfectos, trabando este amistad con la familia, una vez en Bariloche la familia regenta un hotel rural junto al lago Nahuel Huapi, siendo el primer cliente el médico alemán, este comienza a tratar a Lilith con hormonas para que crezca, además se siente atraído por el embarazo gemelar de Eva, queriendo intervenir en la gestación. Enzo sospecha que algo oscuro trama el doctor. Luego nos enteramos que este médico es Josef Mengele, el tétrico capitán de las SS que realizó todo tipo de experimentos siniestros con los prisioneros de Auschwitz y este sigue proyectando su utópico ideario de pureza racial.
Lucia Puenzo pone parte del acento en un tema espinoso para los ches, arremetiendo con la connivencia de su país con nazis perseguidos que se refugiaron y sintieron seguros, en parte por las simpatías que despertaban en un sector argentino y también por la gran comunidad alemana que habitaba en Argentina, este “edén” se desmoronó con el rapto por parte del Mosad israelí de Eichman en suelo che. Se hace una sutil introspección del mal, de cómo este se puede presentar con elegancia, una agradable sonrisa, buenas palabras, y de este modo la manipulación es más dócil, justo como era Mengele, que en Auschwitz repartía caramelos entre los niños antes de clavarles una aguja en los ojos. Se explora la compleja relación entre Lilith, chica con problemas de huesos, y el Mengele, ella se siente atraída por su sofisticación y amabilidad, y él ve en ella posibilidades de experimentar y en mejorar la raza alemana. La directora ahonda en las alegorías, en los dobles sentidos, en como el Mal deja asomar su patita a pequeña escala, como juega con los elementos para dar sentido a su perturbador mensaje, esto queda patente en el tratamiento del hobby de Enzo, hace muñecas a mano, la favorita de Lilith la llama Wakolda (título en Argentina), de piel oscura y pelo moreno, con imperfecciones, un reflejo de sus taras físicas, esto se contrapone con la visión de la perfección que tiene Mengele, en la mejor escena del film vemos una fábrica de muñecas, los obreros trabajan en cadena construyéndolas ,incluso con cabello real, todas simétricas, piel blanca, rubias, ojos azules, el sueño de la raza aria, la visión del taller recuerda inevitablemente a los campos de concentración, en una secuencia inquietante con resonancias de terror, que nos viene a decir que se puede construir “La Persona Perfecta”, que aburrido sería todos iguales.
La atmósfera enrarecida es uno de sus aciertos, la tensión es latente en todo momento, en la relación Enzo vs Mengele, la de Lilitth vs Mengele, o el colegio filo-nazi en el que Lilith se siente marginada por su tara, otra alegoría racial propia del nazismo, esto enmarcado en un entorno que transmite el poder de crear belleza salvaje de la naturaleza, con un buen uso de estos lindos paisajes.
Cabe achacarle que al querer tocar varias subtramas se desequilibra un poco, todo lo concerniente a la espía que intenta cazar a Mengele queda muy desdibujado, esta subhistoria de thriller queda muy forzado, chirría con un final apresurado, como queriendo crear a trompicones, quedando muy maniqueo (spoiler), esto desvía la atención de lo atractivo que la vampirización que Mengele hace a la familia.
Alex Brendemühl está sobresaliente como la encarnación sibilina del mal, el horror soterrado con un envoltorio de exquisitez en caballerosidad, es la encarnación flemática de la villanía, dota a su personaje de una gran contención, lo embiste de una enfermiza ambigüedad que sobrecoge. Florencia Bado como Lilith está estupenda, rebosa ingenuidad, candidez, curiosidad, fragilidad, y mucha humanidad, estableciendo con Mengele una escalofriante química. Diego Peretti alejado de su clásica vis cómica nos ofrece un rol áspero, desconfiado, arisco, parece más que desconfiado del dr. celoso, pues sin saber muy porque le tiene tirria, es como si tuviera un sexto sentido que le hiciera ver la maldad, un poco desdibujado en este sentido.
Puesto en la balanza lo bueno y lo malo me da una buena propuesta con virtudes suficientes para pasar un rato sugestivo. Fuerza y honor!!!
Verano de 1960, una familia argentina, el padre Enzo (buen Diego Peretti), aficionado a construir muñecas, la madre embarazada de gemelos Eva (buena natalia Oreiro), de ascendencia alemana, la hija de 12 años Lilith (encantadora Florencia Bado), aparenta 9 por problemas de crecimiento, y el hijo Tomás (correcto Alan Daicz), van en coche camino a Bariloche (Patagonia), en una parada conocen a un médico alemán (buen Àlex Brendemühl), que va en su misma dirección, el elegante y educado doctor germano queda prendado por Lilith, por sus rasgos perfectos, trabando este amistad con la familia, una vez en Bariloche la familia regenta un hotel rural junto al lago Nahuel Huapi, siendo el primer cliente el médico alemán, este comienza a tratar a Lilith con hormonas para que crezca, además se siente atraído por el embarazo gemelar de Eva, queriendo intervenir en la gestación. Enzo sospecha que algo oscuro trama el doctor. Luego nos enteramos que este médico es Josef Mengele, el tétrico capitán de las SS que realizó todo tipo de experimentos siniestros con los prisioneros de Auschwitz y este sigue proyectando su utópico ideario de pureza racial.
Lucia Puenzo pone parte del acento en un tema espinoso para los ches, arremetiendo con la connivencia de su país con nazis perseguidos que se refugiaron y sintieron seguros, en parte por las simpatías que despertaban en un sector argentino y también por la gran comunidad alemana que habitaba en Argentina, este “edén” se desmoronó con el rapto por parte del Mosad israelí de Eichman en suelo che. Se hace una sutil introspección del mal, de cómo este se puede presentar con elegancia, una agradable sonrisa, buenas palabras, y de este modo la manipulación es más dócil, justo como era Mengele, que en Auschwitz repartía caramelos entre los niños antes de clavarles una aguja en los ojos. Se explora la compleja relación entre Lilith, chica con problemas de huesos, y el Mengele, ella se siente atraída por su sofisticación y amabilidad, y él ve en ella posibilidades de experimentar y en mejorar la raza alemana. La directora ahonda en las alegorías, en los dobles sentidos, en como el Mal deja asomar su patita a pequeña escala, como juega con los elementos para dar sentido a su perturbador mensaje, esto queda patente en el tratamiento del hobby de Enzo, hace muñecas a mano, la favorita de Lilith la llama Wakolda (título en Argentina), de piel oscura y pelo moreno, con imperfecciones, un reflejo de sus taras físicas, esto se contrapone con la visión de la perfección que tiene Mengele, en la mejor escena del film vemos una fábrica de muñecas, los obreros trabajan en cadena construyéndolas ,incluso con cabello real, todas simétricas, piel blanca, rubias, ojos azules, el sueño de la raza aria, la visión del taller recuerda inevitablemente a los campos de concentración, en una secuencia inquietante con resonancias de terror, que nos viene a decir que se puede construir “La Persona Perfecta”, que aburrido sería todos iguales.
La atmósfera enrarecida es uno de sus aciertos, la tensión es latente en todo momento, en la relación Enzo vs Mengele, la de Lilitth vs Mengele, o el colegio filo-nazi en el que Lilith se siente marginada por su tara, otra alegoría racial propia del nazismo, esto enmarcado en un entorno que transmite el poder de crear belleza salvaje de la naturaleza, con un buen uso de estos lindos paisajes.
Cabe achacarle que al querer tocar varias subtramas se desequilibra un poco, todo lo concerniente a la espía que intenta cazar a Mengele queda muy desdibujado, esta subhistoria de thriller queda muy forzado, chirría con un final apresurado, como queriendo crear a trompicones, quedando muy maniqueo (spoiler), esto desvía la atención de lo atractivo que la vampirización que Mengele hace a la familia.
Alex Brendemühl está sobresaliente como la encarnación sibilina del mal, el horror soterrado con un envoltorio de exquisitez en caballerosidad, es la encarnación flemática de la villanía, dota a su personaje de una gran contención, lo embiste de una enfermiza ambigüedad que sobrecoge. Florencia Bado como Lilith está estupenda, rebosa ingenuidad, candidez, curiosidad, fragilidad, y mucha humanidad, estableciendo con Mengele una escalofriante química. Diego Peretti alejado de su clásica vis cómica nos ofrece un rol áspero, desconfiado, arisco, parece más que desconfiado del dr. celoso, pues sin saber muy porque le tiene tirria, es como si tuviera un sexto sentido que le hiciera ver la maldad, un poco desdibujado en este sentido.
Puesto en la balanza lo bueno y lo malo me da una buena propuesta con virtudes suficientes para pasar un rato sugestivo. Fuerza y honor!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Lo de final maniqueo me refiero a lo gastado de que el malo se escape en el último segundo, poca imaginación.
Josef Mengele (1911- 1979) fue un médico y antropólogo alemán que se afilió primero al partido nazi en 1937 y año después a las SS, pasó a la posterioridad de las mayores bestias que la Humanidad haya parido por sus aberraciones en el nefasto Campo de Exterminio de Auschwitz, en 1943 fue transferido allí, cuando llegaban los trágicos trenes de deportados escogía quien vivía y quien debía morir en la cámara de gas, además entre los que dejaba vivos realizaba todo tipo de ensayos “científicos de carácter genético”, sin ningún rigor, al son de su capricho, siendo su fetiche el experimentar con gemelos, enanos y personas con anomalías físicas, muchas de sus cobayas humanas murieron, otras quedaron lisiadas de por vida. Ejemplo de su maldad es que durante un ataque de tifus en un barracón de mujeres presas envió a las 600 a las cámaras de gas para desinfectar el lugar, solo un botón de muestra de su MALAD. Además supervisaba la administración del Zyklon B con el que alimentaba las cámaras de gas. El 17 de enero de 1945, poco antes de la llegada y liberación del Ejército Rojo Mengele dejó Auschwitz para seguir su imperio del terror en el campo de concentración de GRoss-Rosen en la Baja Silesia, un mes después huyó del lugar disfrazado de soldado, los americanos lo capturaron con su nombre real, pero el caos reinante durante la ocupación y que no llevaba el tatuaje habitual de las SS con su grupo sanguíneo hizo que lo dejaran en libertad a finales de julio, haciéndose con documentación falsa, estuvo trabajando en una granja en Rosenheim en Baviera, pero el 17 de abril temiendo ser apresado huyó a Argentina vía Italia, gracias a una red de antiguos miembros de las SS. Allí realizó negocios de carpintería primero y después farmacéuticos, lo más chocante es que residía con su nombre original gracias al pasaporte expedido en 1956 por la R.F.A., llegando incluso a realizar unas vacaciones a una estación de esquí en Suiza y pasando una semana en su casa familiar de Gunzburgo en Baviera (Alemania),de traca, y es que se creía oficialmente estaba muerto. Pero en 1959 el cazanazis Simon Wiesenthal, dio con una pista de que seguía respirando que podría estar en Argentina, el 30 de junio este país aprobó la extradición del nazi, pero ya había huido a Paraguay, residia en una granja cerca de la frontera che. Cuando sintió el aliento del Mosad Mengele huyó a Brasil, allí vivió con otro nombre junto a un matrimonio alemán, sorteando a la gente que le buscaba hasta que el 7 de febrero de 1979 mientras bañaba en la brasileña playa de Bertioga sufrió un infarto cerebral y se ahogó. Enterrado en Embu das Artes con el nombre de Wolfgang Gerhard, la falsa identidad que usaba usando desde 1975. Pero Wiesenthal seguía buscándolo, así en 1985 se dio con su lugar de entierro, los restos fueron exhumados y se verificó que con “casi” toda probabilidad era el cuerpo de Mengele, en 1992 un examen genético certificó al 100% que era el genocida. Los restos permanecen almacenados en el Instituto de Medicina Forense de São Paulo por petición de la familia. Su hijo Rolf visitó tras 21 años (las vacaciones en Suiza) sin verlo a su padre en 1977 en Brasil, y declaró que seguía siendo un nazi “integro”, afirmando que nunca había hecho daño a nadie y que se arrepentía de nada de lo hecho.
Josef Mengele (1911- 1979) fue un médico y antropólogo alemán que se afilió primero al partido nazi en 1937 y año después a las SS, pasó a la posterioridad de las mayores bestias que la Humanidad haya parido por sus aberraciones en el nefasto Campo de Exterminio de Auschwitz, en 1943 fue transferido allí, cuando llegaban los trágicos trenes de deportados escogía quien vivía y quien debía morir en la cámara de gas, además entre los que dejaba vivos realizaba todo tipo de ensayos “científicos de carácter genético”, sin ningún rigor, al son de su capricho, siendo su fetiche el experimentar con gemelos, enanos y personas con anomalías físicas, muchas de sus cobayas humanas murieron, otras quedaron lisiadas de por vida. Ejemplo de su maldad es que durante un ataque de tifus en un barracón de mujeres presas envió a las 600 a las cámaras de gas para desinfectar el lugar, solo un botón de muestra de su MALAD. Además supervisaba la administración del Zyklon B con el que alimentaba las cámaras de gas. El 17 de enero de 1945, poco antes de la llegada y liberación del Ejército Rojo Mengele dejó Auschwitz para seguir su imperio del terror en el campo de concentración de GRoss-Rosen en la Baja Silesia, un mes después huyó del lugar disfrazado de soldado, los americanos lo capturaron con su nombre real, pero el caos reinante durante la ocupación y que no llevaba el tatuaje habitual de las SS con su grupo sanguíneo hizo que lo dejaran en libertad a finales de julio, haciéndose con documentación falsa, estuvo trabajando en una granja en Rosenheim en Baviera, pero el 17 de abril temiendo ser apresado huyó a Argentina vía Italia, gracias a una red de antiguos miembros de las SS. Allí realizó negocios de carpintería primero y después farmacéuticos, lo más chocante es que residía con su nombre original gracias al pasaporte expedido en 1956 por la R.F.A., llegando incluso a realizar unas vacaciones a una estación de esquí en Suiza y pasando una semana en su casa familiar de Gunzburgo en Baviera (Alemania),de traca, y es que se creía oficialmente estaba muerto. Pero en 1959 el cazanazis Simon Wiesenthal, dio con una pista de que seguía respirando que podría estar en Argentina, el 30 de junio este país aprobó la extradición del nazi, pero ya había huido a Paraguay, residia en una granja cerca de la frontera che. Cuando sintió el aliento del Mosad Mengele huyó a Brasil, allí vivió con otro nombre junto a un matrimonio alemán, sorteando a la gente que le buscaba hasta que el 7 de febrero de 1979 mientras bañaba en la brasileña playa de Bertioga sufrió un infarto cerebral y se ahogó. Enterrado en Embu das Artes con el nombre de Wolfgang Gerhard, la falsa identidad que usaba usando desde 1975. Pero Wiesenthal seguía buscándolo, así en 1985 se dio con su lugar de entierro, los restos fueron exhumados y se verificó que con “casi” toda probabilidad era el cuerpo de Mengele, en 1992 un examen genético certificó al 100% que era el genocida. Los restos permanecen almacenados en el Instituto de Medicina Forense de São Paulo por petición de la familia. Su hijo Rolf visitó tras 21 años (las vacaciones en Suiza) sin verlo a su padre en 1977 en Brasil, y declaró que seguía siendo un nazi “integro”, afirmando que nunca había hecho daño a nadie y que se arrepentía de nada de lo hecho.